19 de agosto de 2018

Pidiéndole permiso a la izquierda para vivir







   Como ya sabrán, más de una vez he criticado al ex mirista y ex diputado de Suecia, Mauricio Rojas. Pues bien, Piñera hace poco lo había nombrado ministro de las Culturas. La izquierda se puso a escarbar y encontró las siguientes palabras sobre el Museo de la Memoria : “Más que un museo (…) se trata de un montaje cuyo propósito, que sin duda logra, es impactar al espectador, dejarlo atónito, impedirle razonar (…) Es un uso desvergonzado y mentiroso de una tragedia nacional que a tantos nos tocó tan dura y directamente”. Por haber dicho esas palabras tuvo que retractarse, porque la izquierda lo consideró “una ofensa”. Liberarse del comunismo no constituye una tragedia.

   El Museo de la Memoria es la creación de la mirista y periodistas Marcia Scantlebury. Igualmente otra creación de los grupos terroristas chilenos es, pues, el Instituto Nacional de los Derechos Humanos (INDH), que tiene como uno de sus objetivos querellarse contra los agentes del Estado que combatieron la subversión entre el 11 de septiembre de 1973 y el 11 de marzo de 1990. Para la izquierda, los terroristas no violan los derechos humanos.

    En una entrevista en que le sacaron en cara afirma: “Imagínate lo que tienen que reconocer. Imagínate lo que tienen que decir frente a Chile. Y lo que tienen que perder en cuanto a ese capital político, cuando tú dices “yo soy la víctima, aquí están los únicos culpables”, cuando tú dices “yo soy culpable”. Cierto: yo no torturé, ni hice desaparecer, ni maté, como este señor que tenía las armas, pero yo propicié, yo creé el camino por el cual transitaron los tanques”. La Unidad Popular torturó y los particulares afines a ese gobierno como el Mir y la Vanguardia Organizada del Pueblo (VOP).

   A propósito de tortura, escuchen la interesante reflexión que hace Johannes Kaiser -hermano de Alex Kaiser- sobre Rojas, el Museo de la Memoria y la tortura. Es frecuente escuchar a los políticos desde 1990, que los militares casi se mandaban solos antes de la caída de Allende, tanto desde la izquierda como de la derecha. Pues, los políticos fueron los que mandaron a los militares a entrenar con los norteamericanos y franceses sabiendo que el método que empleaban era la tortura. Allende hizo lo mismo. Johannes luego hace el siguiente comentario: “Si los militares los hubieran mandado a la ex Unión Soviética, hubieran aprendido lo mismo que hacían los franceses y norteamericanos: torturar”. Así hablan los hombres. Peor aún, después se asombran cómo los militares actuaron contra el terrorismo, después del 11 de septiembre. El único político que a dicho la verdad ha sido el ex parlamentario Hemógenes Pérez de Arce  que sostiene que la práctica de la tortura era habitual en los gobiernos democráticos. Bajo la administración de Eduardo Frei Montalva torturaron.

     Luego se retractó: “Las declaraciones de hoy en La Tercera sobre el Museo de la Memoria provienen de una entrevista antigua que no refleja mi pensamiento actual. Nunca he minimizado ni justificado las inaceptables, sistemáticas y gravísimas violaciones de los derechos humanos ocurridas en Chile”. Cuando leí la vuelta de carnero de Rojas, sentí que los chilenos ya perdieron el resto de las libertades que aún conservan. Un grupo de chilenos decidieron ponerse cadenas mentales, mas luego conocerán las cadenas de hierro del comunismo. Por ejemplo, como este blog puede constituir una amenaza para la izquierda. O las declaraciones que hacía Fernando Villegas antes que los progresistas le montaran un montaje. Hasta ahora no se ha sabido que una mujer fuese a querellarse contra el sociólogo y escritor. Si hasta la misma Teresa Marinovic ha dicho que le han amenazado.

   Como consecuencia de la rendición de Rojas, de nuevo la izquierda quiere sacar una ley para quienes ‘nieguen los crímenes de la dictadura’. Desde luego que ese sector niega los crímenes de los grupos terroristas chilenos Mir y FPMR. Y el historiador Gonzalo Rojas Sánchez dijo se nos viene la ley ‘Cárcel para los historiadores’ basada en los ‘discursos del odio’ como se vio en el documental ‘Pinochet’. Se trata, a fin de cuentas, de imponer una verdad oficial, que es una mentira.

  Mauricio Rojas en una Carta pública dirigida Marco Enríquez-Ominami , quien es el hijo del terrorista, delincuente y fundador del Mir, Miguel Enríquez, le dice: “Ni cambiamos el mundo ni liberamos a nadie. Terminamos como mártires o como víctimas, y como tal nos acogieron generosamente por todas partes”. En conformidad con la Ley Natural el que usa la violencia, ya sea un delincuente o un grupo que opto la vía armada o la violencia revolucionaria como el Mir son siempre los víctimarios, no los que se defienden. Eso no cambia nada lo que hayan hecho los militares después. Si hubiese sido hombre, no se habría quejado. Quisieron hacer una revolución comunista y les salió el tiro por la culata. No se habla más.

   Rojas en la mencionada Carta dice que conoció al padre de MEO. Supongo que también sabrá que días antes de morir, asalto un banco, se enfrentó con el representante de la sucursal bancaria, quien le aforró un puñetazo en la cara, con lo cual Miguel Enríquez ordenó a sus ayudantes que mataran al hombre. Asimismo, supongo que sabrá que el fundador del Mir murió en un enfrentamiento. El joven oficial del Ejército está en Punta Peuco, Miguel Krassnoff porque nadie en Chile puede matar a un terrorista. En el mismo período, el Mir realizó una emboscada al general Carol Urzúa, quien era el intendente de Santiago. Pues bien, los terroristas que asesinaron al general están amnistiados y no así Krassnoff. El asesinato del trabajador bancario y del Urzúa no constituyen una violación a los derechos humanos, más sí la muerte del padre de MEO. Lo mismo lo podríamos aplicar en los ochenta. Por tanto, las palabras que dijo Rojas no tienen sentido: “Nunca he minimizado ni justificado las inaceptables, sistemáticas y gravísimas violaciones de los derechos humanos ocurridas en Chile”.

    El senior Rojas de la Fundación para el Progreso (FPP) no siente empatía por las víctimas del terrorismo del Mir y del FPMR. No respeta la igualdad ante la ley, es que lo piden los defensores de los presos políticos de Punta Peuco y avala el ilegal Informe Valech, el cual se basa en acusar a otra persona sin pruebas. Muy liberal. Se hace el leso con la abierta prevaricación de los jueces. Y con ilícito de la Justicia de acusar con la ficción jurídica del ‘secuestro permanente’ y de imputarle a os militares delitos que no son retroactivos. Por último, les niega a los chilenos el derecho a la rebelión. La izquierda chilena no tiene argumentos. Por eso censura.

   En Chile no hay libertad de expresión desde 1990. El ejemplo más elocuente aparte de la censura al documental ‘Pinochet’, es que el Café Torres que tiene como tradición poner los nombres de los ex presidentes, no puede poner el nombre de quien gobernó entre 1973 y 1990. Cito a Hermógenes Pérez de Arce: “Lo comenté en este blog y “La Segunda” fue al Café Torres, comprobó el hecho y le preguntó al dueño o encargado la razón de esa omisión. Y éste le dijo que originalmente habían grabado el nombre del Presidente entre 1973 y 1990, pero que los comunistas les habían notificado que, si no lo borraban, su local sufriría un atentado incendiario. Entonces, prudentemente, lo borraron”. En cambio, si hay que aguantar que la izquierda le ponga nombre a cada calle, avenida y liceos al peor gobernante que ha tenido el país, Salvador Allende. Los dueños de ese Café podrían querellarse en los tribunales y al INDH.

    Así, pues, desde 1990 la democracia chilena está secuestrada por un grupo minoritario que no representan a nadie. Los grupos terroristas extorsionaron al presidente demócrata cristiano, Patricio Aylwin con el Informe Rettig y la persecución a los militares. Toda la política de los derechos humanos está en manos de personas ligadas al terrorismo chileno. Algunos políticos de la ex derecha les podrían sacar en cara en el parlamento algunos versos de la canción La Alegría ya viene:

 “Porque digan lo que digan yo soy libre de pensar.  
   Porque siento que es la hora de ganar la libertad, 
 …………………………… 
 Porque nace el arco iris después de la tempestad, 
 Porque quiero que florezca mi manera de pensar,”


 Para opinar y vivir hay que pedirle permiso a la izquierda en el segundo gobierno de Piñera como se ha visto desde las declaraciones del diputado Urrutia, la muestra que hubo en el Museo de Historia, las declaraciones del ex ministro de Educación, Gerardo Valera. Tan bajo se ha llegado. Lo que me recuerda las palabras de Ayn Rand:

   “Cuando advierta que para producir necesita obtener autorización de quienes no producen nada; cuando compruebe que el dinero fluye hacia quienes trafican no bienes, sino favores; cuando perciba que muchos se hacen ricos por el soborno y por influencias mas que por el trabajo, y que las leyes no lo protegen contra ellos, sino, por el contrario son ellos los que están protegidos contra usted; cuando repare que la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en un autosacrificio, entonces podrá, afirmar sin temor a equivocarse, que su sociedad está condenada.”

2 comentarios:

parcass@gmail.com dijo...

Estimado Javier

En nuestro pais sufrimos las mismas aberraciones...en realidad de muchos paises pasa lo mismo, caso España por ejemplo...

Javier Bazán Aguirre dijo...

Parcass:
La izquierda es la misma en España, Argentina, Chile y otros países en que tuvimos cerca de caer en el comunismo, pues le cuesta reconocer que perdieron.

En España no quieren admitir que la guerra civil la empezaron ellos.

No sé por qué el actual gobernante desea desenterrar el cuerpo de Franco.

No sé cómo sería en los países anglosajones