9 de abril de 2019

Punto de no retorno







     El año pasado el presidente del Tribunal Constitucional, Iván Aróstica fue agredido antes de que se pronunciara sobre la libertad condicional hacia los presos políticos militares que se encuentran injustamente recluidos en el gulag de Punta Peuco y en otros recintos penitenciarios. El fallo fue desfavorable a los militares, por los que les impuso nuevas condiciones para gozar de ese beneficio. El Tribunal Constitucional vulneró la igualdad ante la ley.

   Cuando salieron bajo ese beneficio por marzo unos militares, la izquierda para variar armo un escándalo sin justificación. El mismo grupo político que se cree moralmente superior no dijo nada, cuando en el último año del gobierno de Bachelet, la Corte le concedió la libertad condicional a dos terroristas involucrados en el secuestro del empresario brasileño, uno de los cuales era del Mir y el otro del FPMR. Asimismo, no dijeron nada, cuando gobernaba la Concertación y el máximo tribunal concedía la libertad condicional a los terroristas. Aunque primero gendarmería les concedía la salida dominical, uno de los tantos beneficios que le niegan a los militares presos. La abogada comunista y partidaria del terrorismo del Frente, Carmen Hertz no dijo nada así como tampoco un juez, cuyo nombre no recuerdo, pero que estaba asombrado que les hubiese concedido ese beneficio a los militares.

    Finalmente, el Tribunal Constitucional sólo acogió una petición del oficialismo, que excluía el arrepentimiento. Sin embargo, “mantiene el estándar de exigir 2/3 de la pena cumplida y haber cooperado eficazmente en la investigación de los delitos”. Muchos presos jamás podrán salir por el número de años de las condenas. Por otra parte, no sé cuánto más van a cooperar, si el militar no sabe más, pues cuando se combate el terrorismo se forman departamentos estancos. En la mayoría de los casos condenados, los militares simplemente entregaron al detenido en una unidad o establecimiento. Por tanto, no pueden saber lo que ocurrió después. Para los jueces prevaricadores, los jóvenes oficiales debían saber. A los terroristas del Mir, del Frente Lautaro y del FPMR, que salieron con libertad condicional bajo los gobiernos de la Concertación, no les exigieron eso. La ley del embudo.

      Los mediocres abogados de derechos humanos sacaron un escrito en que cuestionaron la acción de los jueces Carlos Künsemüller, Hugo Dolmetsch y Manuel Antonio Valderrama : “Rechazamos categóricamente el otorgamiento de dichas libertades condicionales a condenados por crímenes de lesa humanidad, por vulnerar las normas y los estándares que impone el Derecho Internacional de los Derechos Humanos para este tipo delitos”. Los firmantes fueron Nelson Caucoto Pereira, Héctor Salazar Ardiles, Luciano Fouilliox Fernández, Roberto Celedón Fernández, entre otros. Ellos son los que están vulnerando el Estado de Derecho y violando los derechos humanos, ya que el delito de lesa humanidad que Chile suscribió no es retroactivo. O sea, lo más arbitrario. El señor Fouilliox estuvo en la inconstitucional comisión Valech y fue el abogado defensor del sacerdote pederastra, Cristián Precht.

   En una entrada que escribí Hombres mediocres, soluciones mediocres, mostré que el abogado Héctor Salazar era  partidario de la mediocre salida que propuso un grupo de parlamentarios, en que los militares saliesen de la cárcel a punto de morir o el  indulto humanitario. El año pasado se opuso a la libertad condicional.

    Si hubiesen políticos y académicos de derecha de verdad, estarían en contra de las arbitrariedades que sufren los militares presos, partiendo con el estigma que le ponen de ‘violador de los derechos humanos’. Aparte de Hermógenes Pérez de Arce y el abogado Adolfo Paul Latorre, entre otros. Las razones no les interesan a la izquierda.

    Dicho sea de paso, los llamados ‘jueces de derechos humanos’, porque en nuestra legislación hay tal juez, son unos verdaderos delincuentes de cuello y corbata o con faldas, ya que no aplican las leyes y los principios del Estado de Derecho.

    El Tribunal Constitucional se salió de la Constitución.

    El año pasado, cuando le pegaron al presidente del Tribunal Constitucional, el ex presidente socialista Ricardo Lagos planteó la “tesis de no retorno” para no desembocar en otro glorioso 11 de septiembre chileno: “Las democracias hay que cuidarlas. De repente nos encontramos con un punto de no retorno y los que tenemos más edad vimos cómo llegamos al 11 de septiembre”. En el sentido de que hay que cuidar las instituciones. Si a estas últimas, la manejan delincuentes como ocurre ahora, no hay que respetarlas, sino hay que hacer una limpieza. Primero, lo que había a fines del gobierno del marxista de Salvador Allende no era la democracia liberal. Segundo, Lagos fue parte del gobierno marxista ya no se acuerda que los terroristas había amenazado a los jueces de la Corte Suprema.

    Ahora bien, quiero analizar las palabras que dijo Andrés Allamand; la diputada comunista, Carmen Hertz y el cientista político, Hernán Larraín Matte, actual jefe de Evolución Política (Evópoli). 

          Partamos por el último, Hernán Larraín, hijo del actual ministro de Justicia, quien dijo: “Me distancio de una mirada tan crítica como la que expone, pero comparto la necesidad de, en forma reformista y gradual, estar cuidando nuestra democracia y sus instituciones para no repetir heridas del pasado. Compartimos la necesidad de avanzar en acuerdos”. Hay que recordar el presidente de Evópoli y jefe la Fundación Horizontal durante el primer gobierno de Sebastián Piñera que gobernó con las banderas de la Concertación, él junto con otros académicos escribieron la Carta Pública “A 40 años: una declaración generacional” por la Democracia y de los Derechos Humanos, en que encarecía a los partidos Unión Demócrata Independiente y Renovación Nacional, que sacaran el artículo donde celebraba la gesta heroica en que pueblo y las Fuerzas Armadas impidieron la instalación de una dictadura comunista. Fue una rebelión ante gobierno que salió de la ley y la Constitución, y que llevo al país al borde de una guerra civil. RN se cambió sus principios a la luz día, mientras la UDI lo hizo a escondidas el año pasado. Todo por la reconciliación. Ambos partidos enfatizan la defensa de los derechos humanos, mientras no se dan cuenta a los presos políticos militares se les viola los derechos en democracia a la vista de todos. La izquierda sembró odio y cosechó tempestades. Si el presidente de Evopoli hubiese estado en la UP, estaríamos como los venezolanos dialogando en una sociedad comunista. Se hace leso del ejército paralelo que tenía Allende. Tal vez cree es una leyenda negra contra el socialismo chileno o una leyenda urbana. El escritor Jorge Edwards milita Evópoli y él ha dicho que no es un converso. Por ese, ese partido es de izquierda.

    Ahora bien, poner las palabras de Allamand y Hertz digamos que es un verdadero contrapunto, si vemos que lo  hicieron ambos en la Unidad Popular. Me extraña que nadie se haya tomado el trabajo de hacerlo. Sus palabras actuales carecen de significado. También aparecieron las palabras del socialista, José Miguel Insulza y de Heraldo Muñoz, quien quería esclavizar a los chilenos por estómago en tiempos de la UP.

     Allamand sueña con la democracia de los acuerdos o “acuerdos nacionales” de los noventa, donde la derecha lo que hizo fue ceder ante la Concertación: “en avanzar gradualmente en temas concretos de gran preocupación ciudadana”. El ex ministro de Defensa del primer gobierno de Piñera no le saco en cara a Lagos, que la Unidad Popular quería instalar una dictadura comunista. Ya no existía la democracia liberal. Allamand durante la UP se cambió al Liceo José Victorino Lastarria para combatir el marxismo. Después de la caída de Allende, cuando estaba prohibido publicar libros, él escribió la historia novelada No virar al Izquierda. En un párrafo afirma: 

   “La oposición sigue creyendo que el poder político surge de los votos exclusivamente. Siguen creyendo que el poder político es una resultante de las elecciones, mientras la UP se caga en las elecciones y desarrolla un poder político cada vez más poderoso, expresada en toda (una) cantidad de organizaciones (...) Sin los militares la UP no cae (...) Hay que presionarlos, obligarlos a intervenir. Hacer que se decidan. Si no lo hacen no la contamos. Nos friegan de todos modos”. Agrega: “(Los militares) actuarán cuando el caos sea total. La toma del liceo es nuestra cooperación al caos”.

    Lo importante era que Chile no cayera bajo una dictadura comunista. Allamand culpa a los militares.

  La diputada comunista, Carmen Hertz dijo: “El 11 de septiembre se incuba precisamente por los sectores que estaban siendo tocados en sus privilegios (…), lo que ocurre hoy es distinto”. Agrego que la desconfianza en las instituciones es “preocupante y peligroso para la democracia”. Gracias a la diputada de Renovación Nacional, Camila Flores descubrimos que la abogada de los derechos y partidaria del grupo terrorista Frente Patriota Manuel Rodríguez, en tiempos de la nefasta UP ella militaba el grupo terroristas Mir y llamaba a la vía armada. Mientras Allamand estaba en el liceo Victorino Lastarria luchado contra la UP, la joven Hertz desde la radio El Loa, en Calama 1973 llamaba: “Debemos tomarnos Codelco por la Fuerza. Y asesinar a quien se oponga”. ¡Qué empática! Ella era partidaria de la vía armada y de instalar una dictadura comunista matando, naturalmente, a todo quien se oponga. No era partidaria de la democracia liberal, sino de las llamadas ‘democracias populares’ o dictadura del proletariado, donde el único partido es comunista. Eso confirma lo que tantas he dicho.

    Los abogados de derechos humanos de izquierda no aparecieron cuando la guerrilla o los terroristas actuaban. Cuando éstos perdieron por los militares, entonces recién ahí hablaba de los derechos humanos. Tampoco se querellaban ante la justicia por los crímenes que cometían los terroristas estando los militares en el gobierno. Siempre ha estado deformado el tema de los derechos humanos.

   Sólo una persona acomplejada le creería todo a la izquierda.

   Varias veces he usado la expresión ‘punto de no retorno’, diciendo que la izquierda llevo al país a esa situación. Y dichas palabras quien mejor la manifiesta es el ex presidente de la República y presidente del senado en aquella época, el demócrata cristiano Eduardo Frei Montalva, en la conocida Acta de Rivera, donde los grandes empresarios le fueron a pedir ayuda, a los cual él les dijo con impotencia: "Nada puedo hacer yo, ni el Congreso ni ningún civil. Desgraciadamente, este problema sólo se arregla con fusiles... les aconsejo plantear crudamente sus aprensiones, las que comparto plenamente, a los comandantes en Jefe de las Fuerzas Armadas, ojalá hoy mismo". Así llegamos a un punto de no retorno, donde la única salida era la fuerza de las armas.

  Después de la batalla, todos son generales.

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