10 de marzo de 2008

Rogue state caribeño

Hace rato que la Venezuela de Chávez está cayéndose de la cornisa de lo correcto. El armamentismo desenfrenado, la pretensión de ser un jugador de peso en la geopolítica regional con los petrodólares de PDVSA podían tomarse como jueguitos de un wannabe jugando a ser la versión caribeña y petrolera de Perón.
La cosa cambia a partir de las alianzas con Mahmoud Ahmadinejad, justificadas en una supuesta "guerra de cuarta generación" contra el Imperio, y los desembozados apoyos a las FARC definidas como "compañeros bolivarianos" y "camaradas" del gobierno venezolano.
Las sospechas de que, además, se venía pactando o amaparando a narcotraficantes quedaron semiprobadas ahora que en un procedimiento cayó un capo colombiano, buscado por la DEA, que tenía documentos venezolanos y peor aún, credenciales de la DISIP.
Por este camino no me extrañaría que esté cada día más cerca la inclusión de Venezuela en la lista de países terroristas, y que Chávez se esté ganando una pacífica jubilación en una cárcel norteamericana, al mejor estilo Pineapple Face.

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