Hace tiempo que vengo pensando en algo parecido a lo que ponen en este post.
En muchos países subdesarrollados, o desarrolados en crisis, vivan a sus selecciones con fanatismo cuando ganan torneos internacionales. ¿Pero aceptarían esos hinchas jugar en el mercado laboral como juegan sus ídolos en el mercado del fútbol?
. El entrenador no subvenciona a los jugadores perdedores para que sigan en el equipo
. El Estado no interviene ni en composición de equipo ni en estrategia.
. Aprender del contrario que gana, no imitar al que pierde.
. Celebrar la diversidad cuando gana el equipo, no usarla para perder.
. Usar al entrenador que gana, no al que pierde y promete cambiar.
. Adaptar su estrategia a sus recursos, en vez de pedir más recursos.
. Incentivar el liderazgo para el bien del equipo.
. Ajustarse a la formula que siempre ha funcionado y no variar a medio partido.
. Reducir impuestos para incentivar éxito.
. Premiar y felicitar al ganador, en vez de criticar y marginarlo.
Llevándolo al caso argentino, ¿qué sería de nuestra selección si se gestionara con los criterios de Moreno y compañía?
1 comentario:
El año pasado en la Universidad ElCato/Fundación Libertad, Gustavo Lazzari nos dio una charla donde comparaba el fútbol con la economía. Todo muy interesante y entretenido.
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