En esta nota de Economía para Todos Carlota Jackisch habla con Roberto Cachanosky sobre el problema educativo: el 75% del sector más humilde no sabe nada.
Y del otro 25%, una proporción importante puede tener alguna cultura literaria o filosófica, pero ha sido deformada por la propaganda oficial, por la universidad ideologizada, por las lecturas de autores liberticidas y por la "corrección política". Quien se atosigó con Galeano y Saramago, con Foucault y Derrida, con Laclau o antes con Hernández Arregui, Abelardo Ramos, Jauretche, Teodonio dos Santos- puede ser culto para la gilada, aunque desconozca la historia económica y política de nuestro país, los principios más elementales de la economía, y jamás haya puesto el ojo en una obra de un autor ajeno a sus ideologías. No pidamos a los modernos marxistas que hayan leído a Marx ni menos aún a sus críticos o a autores posteriores, porque la mayoría no tiene la paciencia ni la capacidad para hacerlo. Esa proporción de la clase media semi-ilustrada -de la que se nutre nuestra clase política, nuestra dirigencia universitaria y nuestro periodismo- es mucho más perjudicial que el 75% de analfabetos funcionales, que han sido llevados a esa situación por gobiernos populistas y por una educación pública desastrosa.
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Y del otro 25%, una proporción importante puede tener alguna cultura literaria o filosófica, pero ha sido deformada por la propaganda oficial, por la universidad ideologizada, por las lecturas de autores liberticidas y por la "corrección política". Quien se atosigó con Galeano y Saramago, con Foucault y Derrida, con Laclau o antes con Hernández Arregui, Abelardo Ramos, Jauretche, Teodonio dos Santos- puede ser culto para la gilada, aunque desconozca la historia económica y política de nuestro país, los principios más elementales de la economía, y jamás haya puesto el ojo en una obra de un autor ajeno a sus ideologías.
No pidamos a los modernos marxistas que hayan leído a Marx ni menos aún a sus críticos o a autores posteriores, porque la mayoría no tiene la paciencia ni la capacidad para hacerlo.
Esa proporción de la clase media semi-ilustrada -de la que se nutre nuestra clase política, nuestra dirigencia universitaria y nuestro periodismo- es mucho más perjudicial que el 75% de analfabetos funcionales, que han sido llevados a esa situación por gobiernos populistas y por una educación pública desastrosa.
"Entre la civilización y la barbarie, elegimos la barbarie" Juan Cabandié, legislador porteño por ser hijo de desaparecidos.
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