21 de enero de 2013

El largo naufragio del D2


A fines de los sesenta la Armada emprendió un programa de renovación de la Flota de Mar que significó la compra de dos modernísimos destructores antiaéreos clase 42, que con su capacidad de defensa de zona iban a conformar con el portaviones 25 de Mayo un interesante grupo aeronaval.
En un proyecto pionero de transferencia de tecnología, el astillero que ganó el contrato aceptó que la segunda unidad iba a entregarse en módulos a ensamblarse en Argentina.
Mientras se lo ensamblaba en AFNE, un comando Montonero lo voló lesionando severamente su estructura.   Así los jóvenes idealistas dañaron patrimonio nacional por millones de dólares (hay que pensar que a fecha de hoy un barco nuevo de tecnología equivalente vale unos 600 millones de dólares) y signaron la vida operativa del barco que aunque participó en la Operación Rosario, estuvo siempre signado por las consecuencias de esa bomba en gradas.
Cerrando una historia patética, abandonado y pudriéndose desde 1989, el D-2 ARA Santísima Trinidad ahora se hunde en el Puerto Belgrano, en el antepuerto que se ha convertido en un triste apostadero pesquero.

Ni siquiera alguien tuvo la dignidad de mandarlo a pique en un SINKEX.

3 comentarios:

El enmascarado) dijo...

Un barco con mala suerte desde antes de que fuese botado, diría un marino.

Anónimo dijo...

Montoneros le pusieron una bomba, montoneros lo hunden.
Un día habrá que ajustar cuentas con estos tipos.

VdB

walter dijo...

un poco off-topic, si alguien tiene alguna información para aportar a un perdiodista aca los datos ->
http://valijeros.blogspot.com/2013/01/te-escucho-te-escucho.html