Un miedo mudo, obsceno, sin balas ni cárceles, transcurre en silencio, bajo la tersa superficie que cubre un infierno de aprietes y chantajes. Si los políticos oficiales forman fila y toman distancia como reclutas descerebrados, casi toda la clase empresaria agacha la cabeza y no osa cuestionar las imposiciones.
Ni un solo diputado o senador K osó contradecir a la Señora. Filmus y Rojkés de Alperovich digirieron que para el jefe de su propio bloque ellos no sean totalmente argentinos. Deglutieron con dificultad, pero tragaron la ponzoña. Nadie se atreve a escupir el asado. Para supermercados y cadenas de venta de electrónicos, la orden de Guillermo Moreno funcionó. El consumo cayó ostensiblemente, pero dejaron sin avisos a diarios y revistas. En el seno de la Unión “Industrial” Argentina desapareció todo zafarrancho de queja.
Con el arma de los permisos de importación en sus discrecionales manos, el Gobierno disciplinó a costo cero los aspavientos de empresarios que decían defender la iniciativa privada. Desde el corazón de una de las mayores empresas del país, me dijeron sin pestañear: “Es lo que hay, es así, no nos vamos a suicidar”. Un empinado gerente de otra me dice: “Charlemos en una plaza, es más seguro”. Como Expoagro 2013 es un emprendimiento de Clarín y La Nación, John Deere, Agco (Allis, Challenger, Massey Ferguson, Valtra) y Fiat (Case New Holland), grandes empresas extranjeras, boicotearon este año la mayor fiesta de la tecnología rural. Hay excepciones: Juan José Aranguren, de Shell, propone: “No hay que tener miedo, el miedo no es bueno para los que tenemos la convicción de que hay que defender la marcha del negocio”. Propuesta (extravagante) del rara avis Aranguren: “Hay que exigir que exista un Estado de derecho”.
Con la cultura pasa lo mismo. Los editores de libros eligen como orador de la apertura de la próxima Feria del Libro a Vicente Battista, un partidario del Gobierno. Todo indica que en 2014 la Feria se hará en Tecnópolis, como exigió la Casa Rosada. En el caso del pabellón argentino en la Bienal de Arte de Venecia, la última palabra para elegir el envío local está en manos de Cristina Kirchner. El mundo del arte, sin chistar, acatará.
Temor diseminado y contagioso, nadie lo menciona, pero todos lo padecen. ¿Es acaso un misterio que la actual conducción de la DAIA surgió de un fenomenal apriete que desde la Casa de Gobierno instrumentó Juan Manuel Abal Medina? Fue el correlato de brutales chantajes a prestigiosas entidades escolares y sociales, que dependen de los subsidios del Estado: o bancan a nuestros “amigos”, o no ven un peso más.
Una densa urdimbre de efectividades conducentes configuró un ejército de obediencias debidas en todos los rincones de la sociedad civil, no sólo en políticos y empresarios enrolados. Profesores universitarios, miembros de la carrera judicial, periodistas, actores, artistas, intelectuales, deportistas, hay para todos, no queda espacio sin cubrir ni cuadrícula sin llenar.
El voto por el abominable pacto con Irán fue rotundamente expresivo, auténtico caso referencial. A muchos diputados y senadores kirchneristas se les caía la cara de vergüenza por tener que votar a favor de un mamotreto ilegal, estéril y humillante. Pero obedecieron, “como un solo clic”. Muchos notorios de visibilidad mediática tuvieron el cinismo de acercarse a los oídos de dirigentes de la híper devaluada conducción comunitaria, para balbucearles: “No estoy de acuerdo con esta porquería, pero somos soldados y tenemos que votar lo que se nos ordena”.
El indicio revelador más pavoroso de la decadencia de un sistema democrático es el arrinconamiento progresivo de sectores, instituciones y colectividades que lenta pero inexorablemente pierden la pretensión de manifestarse en desacuerdo con las prepotencias del poder. Fenómeno de lenta combustión, al final del día sus efectos son letales. Los que “acompañan” deliran con que es algo pasajero. Imaginan que ganan espacio, para luego sacárselos de encima. El mamarracho de la “comisión de la verdad” es un ejemplo clamoroso.
Nunca, desde 1983, un gobierno argentino se animó a calificar a los judíos de cómplices de sus verdugos. Cristina Kirchner sí lo hizo. No conforme con su hazaña, la Presidenta acusó a Israel de olvidarse de sus propias víctimas. Este viernes 15 de marzo se hará, en el predio que ocupó hasta 1992 la embajada israelí demolida por el bombazo de Hezbollah/Irán, el rutinario homenaje a las víctimas, el vigésimo primero. ¿Quién tendrá la cara en el Gobierno para ir al palco de la calle Arroyo?
Esa indigencia moral es hija de una penuria profunda. No es sólo coraje para resistir lo que escasea, sino reciedumbre republicana. Los dueños del dinero (esa retóricamente vituperada burguesía a la que en el fondo envidia el oficialismo) convalidan, con su aceptación del boicot publicitario a los medios aún no sometidos, un desenlace obligatoriamente truculento. Atrincherados en sus góndolas, los supermercadistas imaginan un capitalismo sin periodistas. ¿Ignoran que esa pesadilla es la copia del régimen chino, un esqueleto híper capitalista, pero con partido único y comunista?
Hay empatía ideológica en muchos embelesados con un régimen que combina los estropicios de la economía de mercado más concentrada con el autoritarismo de las dictaduras estatales más arcaicas. Mientras retoza en el agua tibia, el batracio olvida que la temperatura sube de a poco. Cuando llega al punto de hervor, ya es demasiado tarde. ¿Dónde se van a meter las góndolas?
Cuando todo esto termine, a demasiada gente en lo que quede de la Argentina se le va a hacer muy difícil, por no decir imposible, mirar a sus hijos a la cara sin que la conciencia se les desgarre de la vergüenza.
Y eso si es que la Vaca Psicópata les permite conservar la conciencia. Si de todos modos ya logró por las buenas y por las malas que le entregaran la propiedad, la decencia y la dignidad, ¿qué interés tendría en que conservaran la conciencia?
Los que compran el relato, ya sea por convencimiento real, por interés o por una ingenuidad similar a la que lleva a la novia inocente a chupar y chupar porque él le va a avisar, puede que intenten ampararse en "la disciplina militante", el "respeto a la investidura" su condición de "cuadros políticos", o lo que se les ocurra, por más que cualquier excusa no deje de ser una versión remozada y mal maquillada del "Befehl ist Befehl" de los nazis en Nuremberg. "Una orden es una orden".
Pensar que "los milicos" eran malos malos feos caca pis por todo eso de la "obediencia debida". Al menos ellos podían alegar que era un comportamiento derivado de la pertenencia a una organización jerárquica sometida a un régimen disciplinario. Estos no tienen ni siquiera eso. En ese sadismo de aplastar al que tienen abajo para compensar el masoquismo de dejarse aplastar por Ella, en ese culto masturbatorio que hacen de una "militancia" a la que se le nota a la legua su real condición de "obediencia debida", han logrado ser más milicos que los militares.
Y ni siquiera tienen la excusa de portar uniforme y prepararse para la guerra. La única guerra que libran es contra la realidad y el sentido común, culpables del imperdonable delito de no ajustarse a sus psicopatías y delirios.
A los otros, a los que se dejan sodomizar moral e institucionalmente por miedo, sólo cabe tratar de entender la profunda debilidad que los llevó a este grado de arrastre y entrega. Quizás pensaron que era un sacrificio temporal a compensar con un futuro mejor, quizás pensaron que lograrían ser los últimos en ser devorados. Quizás estaban ciegos y locos de miedo; a fin de cuentas, la única diferencia entre el Wachiturrus conurbanensis hinchado de paco hasta los párpados que te encañona para sacarte el celular y el Poronga Moreno que amenaza con llevarte a la quiebra si no entregás el rosquete es la calidad de las armas y la magnitud del robo.
Se los puede entender, pero jamás justificar. Porque hubo una época, allá por 2004 o 2005, en que hubiera bastado con que varios se le plantaran al Tomuer para que a Moreno le pegaran un voleo en el orto que lo dejara fuera de la Historia. Pero en ese momento callarse y agacharse era lo más cómodo. Unos años después, callarse y agacharse pasó a ser lo más prudente. Hoy callarse y agacharse es la única opción. Mañana, callarse y agacharse va a ser la humillación final antes del "exprópíese" o de la hemorragia cerebral de 9 milímetros. Esos mismos finales que pensaron que podrían evitar callándose y agachándose.
Creen que van a sobrevivir. Que les van a perdonar la vida. Hasta pueden creer que les van a agradecer y recompensar por los servicios prestados en aras de la militancia y la obediencia debida. Cuán equivocados están. ¿Qué respeto pueden exigir a los demás cuando ellos mismos se humillaron hasta perder el respeto de sí mismos?
Entregaron todo y van a salir sin nada. Ni siquiera la posibilidad de una conciencia tranquila.
Los que compran el relato, ya sea por convencimiento real, por interés o por una ingenuidad similar a la que lleva a la novia inocente a chupar y chupar porque él le va a avisar, puede que intenten ampararse en "la disciplina militante", el "respeto a la investidura" su condición de "cuadros políticos", o lo que se les ocurra, por más que cualquier excusa no deje de ser una versión remozada y mal maquillada del "Befehl ist Befehl" de los nazis en Nuremberg. "Una orden es una orden".
Pensar que "los milicos" eran malos malos feos caca pis por todo eso de la "obediencia debida". Al menos ellos podían alegar que era un comportamiento derivado de la pertenencia a una organización jerárquica sometida a un régimen disciplinario. Estos no tienen ni siquiera eso. En ese sadismo de aplastar al que tienen abajo para compensar el masoquismo de dejarse aplastar por Ella, en ese culto masturbatorio que hacen de una "militancia" a la que se le nota a la legua su real condición de "obediencia debida", han logrado ser más milicos que los militares.
Y ni siquiera tienen la excusa de portar uniforme y prepararse para la guerra. La única guerra que libran es contra la realidad y el sentido común, culpables del imperdonable delito de no ajustarse a sus psicopatías y delirios.
A los otros, a los que se dejan sodomizar moral e institucionalmente por miedo, sólo cabe tratar de entender la profunda debilidad que los llevó a este grado de arrastre y entrega. Quizás pensaron que era un sacrificio temporal a compensar con un futuro mejor, quizás pensaron que lograrían ser los últimos en ser devorados. Quizás estaban ciegos y locos de miedo; a fin de cuentas, la única diferencia entre el Wachiturrus conurbanensis hinchado de paco hasta los párpados que te encañona para sacarte el celular y el Poronga Moreno que amenaza con llevarte a la quiebra si no entregás el rosquete es la calidad de las armas y la magnitud del robo.
Se los puede entender, pero jamás justificar. Porque hubo una época, allá por 2004 o 2005, en que hubiera bastado con que varios se le plantaran al Tomuer para que a Moreno le pegaran un voleo en el orto que lo dejara fuera de la Historia. Pero en ese momento callarse y agacharse era lo más cómodo. Unos años después, callarse y agacharse pasó a ser lo más prudente. Hoy callarse y agacharse es la única opción. Mañana, callarse y agacharse va a ser la humillación final antes del "exprópíese" o de la hemorragia cerebral de 9 milímetros. Esos mismos finales que pensaron que podrían evitar callándose y agachándose.
Creen que van a sobrevivir. Que les van a perdonar la vida. Hasta pueden creer que les van a agradecer y recompensar por los servicios prestados en aras de la militancia y la obediencia debida. Cuán equivocados están. ¿Qué respeto pueden exigir a los demás cuando ellos mismos se humillaron hasta perder el respeto de sí mismos?
Entregaron todo y van a salir sin nada. Ni siquiera la posibilidad de una conciencia tranquila.
14 comentarios:
Cuando todo esto termine, a demasiada gente en lo que quede de la Argentina se le va a hacer muy difícil, por no decir imposible, mirar a sus hijos a la cara sin que la conciencia se les desgarre de la vergüenza
HACE MUCHO, PERMO MUCHO TIEMPO QUE "MUCHOS" NO MIRAN A SUS HIJOS.
Vamos directo a ser la próxima VENEZUELA
la unica salida para esta tropilla de cagones será confesar la verdad, quebrarse y reconocer que tuvieron mucho pero mucho miedo. no tienen otra salida.
Muy acertado, desgraciadamente, Mayor.
Yo me pregunto, tan sucio tiene el culo todo el mundo que no hay uno, uno solo, que se plante, diga 'basta!' y éso aliente a los demás a encolumnarse detrás de él para hacerle frente a esta manga de sanguijuelas repugnantes?
Porque, si no, la única explicación para este ECG plano de la población -dirigente y de a pie- argentina es que a todos, en mayor o menor medida, los han convencido de que tienen un esqueleto en el placard o se quedaron con algún vuelto.
La mayoria de los argentinos padece esa"indigencia moral"y eso es mas que lamentable,de ahi que los inescrupulosos gobernantes,siguen haciendo de las suyas (van por todo).
Anónimo 2:12 Eso de "no pueden mirar los hijos a la cara" ya está obsoleto. Los hijos son como los padres, tenés de ejemplo a Máximo, Flor y Aliverti Jr. Mientras los papis les paguen los gustos y les cubran los vicios, todo bien. No creo que puedan ser el Tribunal Moral de nadie...
Chapeau Mayor P !
Excelente nota.
Muy bueno. D todas maneras me molesta la facilidad con que un Eliaschev atca a empresarios que tratan de no morir cuando no se si atacó con igual decision a los resorte del sistema que debian proteger a ese empresario demlos abusos del poder. Los empresarios no son una linea defensiva, y no tienen por que suicidarse.
Nada más parecido a la verdad que este excelente relato. Lo felicito Mayor Payne. Ud. ha puesto en palabras lo que yo siento.
Como diría Danton: "La verdad, la amarga verdad."
¿Cuanto falta para que aparezcan grupos que se animen a salir a la calle a armar quilombo y armados?. No me tienten....JUAN
Están pasando demasiadas cosas raras para que todo pueda seguir tan normal.
Andrés
Pero la generalidad del pueblo quiere ésto. Si no lo quisieran lo demostrarían.
Este es un pueblo que detesta la libertad, pero quiere disfrutar los frutos de la libertad. En el mejor de los casos puede tolerar un poco de libertad, que dilapidará en pos de castigar a su vecino en cuanto vea a que a éste le vá un poco mejor que a él.
Este es un pueblo que necesita élites. El kirchnerismo es una élite. No me digan que no: Es una bosta, conformada de la peor lacra que se ha arrastrado por estas pampas seguramente, pero no por ello deja de ser una élite.
Sólo que es una élite codiciosa inepta y rapaz que es capaz de cualquier cosa para su beneficio personal. Por eso hacen las cagadas que hacen. Por eso su retórica es tam miserable y avarienta.
Por eso también creo que que para sacarlos habrá que hacerlo a empujones. Y en un futuro no muy lejano, habrá que considerar la posibilidad cierta de eliminarlos físicamente (cuando estén en la lona y hayan destruído el país). Yo por lo menos veo muy peregrino pensar que este país pueda avanzar en algun tipo de proyecto de largo plazo con tipos como "la cámpora" o "kicilof" (o mismo otros soldados descerebrados como Rossi o el chino Navarro p/ej)y otras bostas merodeando en las sombras de la política.
En cuanto puedan y se haya juntado algo de guita, te sacan ellos del medio y retoman las andadas. Ya lo han hecho.
No creo que nadie sienta vergüenza despues d esto. El argentino tiene una propension y capacidad enorme para ver lo que pasa y sus acciones en respuesta como algo ajeno, con un fatalismo cuasi musulman.
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