Más allá de ser una creación de Mussolini, quien la configuró ayudado y apoyado en las ideas de Georges Sorel, el fascismo es un desprecio olímpico a los mecanismos de la democracia clásica, al parlamentarismo, al intento de respetar y convencer al adversario.El fascismo cree en la acción directa de las masas en la calle; cree en el vencer, no en el convencer. Y si es necesario apela al crimen como método para conseguir los resultados apetecidos. Y, sobre todo ése era el fuerte cordón umbilical que con autenticidad lo unía a Perón, cree en el líder. En el hombre fuerte. Dentro de todo fascista hay un adorador que declina el compromiso de pensar por su propia cuenta, con su propia cabeza. Si existen Mussolini, Hitler, Stalin, Castro, Mao, Perón, ¿para qué pensar? Basta con adherir. Y eso hicieron.
René Balestra
2004
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