La fiesta pamplonita habrá sido hace muchos años un lindo espectáculo por la cantidad de celebraciones, platos típicos navarros, los famosos churros y los Encierros donde los navarros corajudos se largaban a correr esa locura de ir perseguidos por toros de lidia y otro grupo de vacunos castrados llamados cabestros.
En la tarde de cada encierro, los toros los toros participaban y morían en las corridas tradicionales y en una espectacular lidia a caballo llamada Rejoneo donde es una maravilla ver el entendimiento entre rejoneador y caballo que enfrentan al toro y lo gambetean como Messi.
Lamentablemente, en los últimos 15 o 20 años se ha transformado en una fiesta donde hordas de borrachos hispanos y extranjeros, muchos de ellos drogados hasta la médula, se la pasan enchastrando la ciudad, orinando en cualquier parte, gritando y cantando groserías en total estado de pedalín lo que ha provocado que muchísimos pamplonitas, que no viven del turismo, huyan despavoridos de la ciudad durante todas la semana de los San Fermines.
Ya no es lo que alguna vez fue esa fiesta originalmente religiosa y se ha transformado en una semana de piedra libre para toda clase de excesos.
Los pamplonitas que corren en serio en los Encierros no corren todo el trayecto sino unas pocas cuadras y mantienen un estricto método "deportivo", en tanto que los turistas suelen ser los que frecuentemente terminan corneados o atropellados por desconocer las reglas.
Mención aparte merecen los amantes de los animales que protestan contra esta costumbre, sin duda sangrienta, y en varias ocasiones se han colocado en el propio trayecto de los toros con carteles pidiendo "el fin de esta barbarie".
Suelen terminar empitonados por los toros y han muerto o resultado gravemente heridos estos idealistas defensores de los toros que no entienden que el toro no sabe leer y arremete, tíos, contra un gilipollas parado enfrente con una pancarta...
La ciudad recibe una buena cantidad de dinero por estas fiestas, pero nunca he ido, pese a las reiteradas invitaciones, porque no me gustan las concentraciones de borrachos, aunque respeto el coraje del que se enfrenta a un toro de 500 o más kilos en una plaza de toros mano a mano con la bestia.
Don Enmascarado, Un gusto, hacía tiempo que no me dirigía a Ud. Espero que los asuntos le vayan bien a pesar de las noticias ibéricas. De sus explicaciones apenas puedo entender la parte donde Pamplona recibe dineros extra por tal exabrupto moral. Lo que nunca pude entender de los españoles es donde establecen el límite de lo que está bien de lo que no el resto de los días del año. Y va no sólo por Pamplona sino también San Fermín y otros festejos medievales inexplicables para la época. Sepa que vivo en Buenos Aires, así y todo estas cosas me impresionan desagradablemente. Saludos
Sergio, me llevaría un tiempo indicarle cuáles son, en mi humilde opinión, las razones histórico-culturales que explican la mezcla de coraje personal, de cojones, y de salvajismo del carácter de algunos españoles en relación a los toros y otras fiestas medievales y aún más antiguas.
Me comprometo a hacer un post sobre el tema aprovechando que en estos Sanfermines se comprobó, en buena parte, mi teoría de que son los extranjeros y los turistas no pamplonitas ni navarros los que suelen quedar gravemente heridos en los Encierros.
5 comentarios:
Para unos es España, para otros es Navarra, para otros es Euskadi.
Para mí es ese país retrógrado que se divierte torturando toros.
La fiesta pamplonita habrá sido hace muchos años un lindo espectáculo por la cantidad de celebraciones, platos típicos navarros, los famosos churros y los Encierros donde los navarros corajudos se largaban a correr esa locura de ir perseguidos por toros de lidia y otro grupo de vacunos castrados llamados cabestros.
En la tarde de cada encierro, los toros los toros participaban y morían en las corridas tradicionales y en una espectacular lidia a caballo llamada Rejoneo donde es una maravilla ver el entendimiento entre rejoneador y caballo que enfrentan al toro y lo gambetean como Messi.
Lamentablemente, en los últimos 15 o 20 años se ha transformado en una fiesta donde hordas de borrachos hispanos y extranjeros, muchos de ellos drogados hasta la médula, se la pasan enchastrando la ciudad, orinando en cualquier parte, gritando y cantando groserías en total estado de pedalín lo que ha provocado que muchísimos pamplonitas, que no viven del turismo, huyan despavoridos de la ciudad durante todas la semana de los San Fermines.
Ya no es lo que alguna vez fue esa fiesta originalmente religiosa y se ha transformado en una semana de piedra libre para toda clase de excesos.
Los pamplonitas que corren en serio en los Encierros no corren todo el trayecto sino unas pocas cuadras y mantienen un estricto método "deportivo", en tanto que los turistas suelen ser los que frecuentemente terminan corneados o atropellados por desconocer las reglas.
Mención aparte merecen los amantes de los animales que protestan contra esta costumbre, sin duda sangrienta, y en varias ocasiones se han colocado en el propio trayecto de los toros con carteles pidiendo "el fin de esta barbarie".
Suelen terminar empitonados por los toros y han muerto o resultado gravemente heridos estos idealistas defensores de los toros que no entienden que el toro no sabe leer y arremete, tíos, contra un gilipollas parado enfrente con una pancarta...
La ciudad recibe una buena cantidad de dinero por estas fiestas, pero nunca he ido, pese a las reiteradas invitaciones, porque no me gustan las concentraciones de borrachos, aunque respeto el coraje del que se enfrenta a un toro de 500 o más kilos en una plaza de toros mano a mano con la bestia.
Don Enmascarado,
Un gusto, hacía tiempo que no me dirigía a Ud. Espero que los asuntos le vayan bien a pesar de las noticias ibéricas.
De sus explicaciones apenas puedo entender la parte donde Pamplona recibe dineros extra por tal exabrupto moral.
Lo que nunca pude entender de los españoles es donde establecen el límite de lo que está bien de lo que no el resto de los días del año.
Y va no sólo por Pamplona sino también San Fermín y otros festejos medievales inexplicables para la época.
Sepa que vivo en Buenos Aires, así y todo estas cosas me impresionan desagradablemente.
Saludos
Sergio, me llevaría un tiempo indicarle cuáles son, en mi humilde opinión, las razones histórico-culturales que explican la mezcla de coraje personal, de cojones, y de salvajismo del carácter de algunos españoles en relación a los toros y otras fiestas medievales y aún más antiguas.
Me comprometo a hacer un post sobre el tema aprovechando que en estos Sanfermines se comprobó, en buena parte, mi teoría de que son los extranjeros y los turistas no pamplonitas ni navarros los que suelen quedar gravemente heridos en los Encierros.
Un saludo.
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