8 de octubre de 2013
Emigrantes nietos de emigrantes
Con 20 años de docencia universitaria, tengo alumnos en medio mundo. Me acuerdo de una chica en Sevilla, otro en Boston, dos en Chicago. Hay una muy buena alumna que después de una beca en Francia se radicó en Bélgica. En Barcelona hay una banda. Hace poco me enteré de una que está en Londres en un estudio de diseño. Se de un petisito que se radicó un tiempo en Japón, donde los rituales sociales no lo tenían a mal traer.
Es como dice Hanglin. Hicimos un país de emigrantes. Me temo que balseros de lujo.
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7 comentarios:
Y yo acá, pudriéndome en el desierto de los Tártaros.
Así es Nicolás.
Los que nos quedamos estamos de eterna guardia.
Y como los que esperaban en Bastiani, vemos deshacer proyectos mientras los tártaros se infiltran por otros lados.
Muy buena nota de Hanglin.
OT: Gracias Nicolás y BB por recordarme a Dino Buzzati. No sé cómo vino a ser una de mis primeras lecturas “adultas” un libro suyo de cuentos, cuando no tendría más de 10-11 años y empezaba a animarme a ir más allá de Verne o Twain. Recuerdo que fue muy intimidante para mí leer el cuento “El niño tirano” teniendo la edad del protagonista. Ahora acabo de releerlo…
http://al-juarismi.blogspot.com.ar/2012/02/el-nino-tirano-cuento-de-dino-buzzati.html
… y cuarenta y pico de años después me recuerda la problemática actual de muchas familias en donde el niño es ‘rey’ y todo gira alrededor de sus caprichos, todos terminan psicotizados y la vida se hace un infierno, como me cuentan que sucede frecuentemente psicoanalistas amigos. Y entiendo por qué podía parecerme -como niño criado en una época y un entorno totalmente distinto al de hoy- una temática casi fantástica e imposible de ser real. No lo era tanto, y resultó ser de algún modo anticipatoria.
Los que vean en esta lectura el germen del horror del niñito Gus VF por las tiranías, bueno… no sé si se estarán equivocando tanto… jaja!
Hola, posteo seguido pero esta vez prefiero hacerlo como anónimo. Tuve la suerte de estudiar en una universidad de élite, de la que se considera la trinidad de universidades privadas que en mi area no tienen nada que envidiarle a las top americanas o europeas. De mi promoción, el 75% nos tomamos el buque, ya sea para seguir estudiando o laburar afuera. El restante 25% está viendo cómo hacer para irse. Lo que comenta Hanglin lo veo en carne propia, hace al menos 7 años. Yo creo que en parte es una cuestión de búsqueda intelectual, honesta, de querer algo mas de lo que se ofrece localmente. Pero también es cierto que mucho tiene que ver lo "pesado" que está el ambiente en términos intelectuales. Opinar en contra no solo de los K, sino del país, es razón de que te levanten el dedo diciéndote cipayo. Recuerdo cuando en su libro "nadie fue" Yofre hacía mención a lo pesado que estaba el ambiente intelectual en la Argentina de finales de los 70. Hoy siento que es igual. No te meterán adentro de un falcon, ni te pegarán un tiro en la esquina mientras esperás el colectivo; pero igual, hoy, opinar libremente está mal visto.
Acá no va a venir nunca más ningún "Salvador de la Patria". Y esa es la mejor noticia que tenemos.
Lo que queda por delante ahora, sin prohombres ni nada parecido, es darse cuenta que no nos salva nadie, y menos que menos el bendito Estado. O nos arreglamos solos, como adultos, o estamos definitivamente en el horno.
Si somos capaces de entender eso -especialmente la clase media- ya tenemos la solución al alcance de la vista. Lo que se necesita es tener seguridad jurídica y un clima pro mercado. Libertad y reglas de juego sanas, claras y permanentes.
Y como para ese momento ya entendimos que nuestros gobernantes no son ni ángeles ni demonios, sino meros administradores de los recursos públicos, lo que se debe buscar en ellos es simplemente seriedad, honestidad e idoneidad.
Siguiendo esta regla, en menos de 10 años, Argentina es uno de los mejores países del mundo (una verdadera década ganada).
Y si no sale siempre queda la posibilidad de rajarse...
Olegario, ojalá sea así, pero si te cruzás con cualquier tilingo porteño, éste te va a decir que ser pro-mercado es ser "neoliberal, entreguista, vendepatria, cipayo" y demás calificativos.
Con 29 años (soy contador público), me da pena ver que amigos y conocidos míos que tienen más experiencia laboral que la mía apenas pueden aspirar a alquilar un departamento, porque es imposible acceder a la vivienda propia. Ni te hablo de los nervios que tengo cada vez que noto que la plata alcanza para cada vez menos cosas.
Suelo hablar seguido vía Whassap con una peruana que conocí en un avión mientras volvía de mis vacaciones de Semana Santa en Perú y cuando le cuento todas las mañas que tienen los sindicatos de acá, ella no lo puede creer. Y no se trata de una peruana que vive fuera de su país.
En mi caso, si tuviese que emigrar, me quedo con Chile como opción.
Andrés
Amigos que viven fuera del país me cuentan que por lo general los que emigran lo han hecho por dos razones básicas: algunos por exclusiva necesidad económica; son los argentos hasta la muerte, esos que ni bien lograron hacer un poco de guita (despotricando contra el país que les dio esa oportunidad) regresaron a disfrutar de su adaptación natural al malestar argentino, a gozar de la impuntualidad, del desapego a las normas, de la roña del bondi y del emocional choripán nac&pop en la esquina mientras se agradece no haber sido hoy robado ni muerto por un wachiturro.
Otros lo han hecho por razones más ético-culturales, además de las materiales. Son los que ni piensan en volver y que mejor se han adaptado a sus nuevos países aunque tengan que extrañar a familiares y amigos, los que desean un futuro civilizado para sus hijos. Los hay también quienes aún así tuvieron que regresar por razones humanitarias o de fuerza mayor, pero son los menos.
Hace unos años charlando con una periodista chilena me comentó anonadada sobre la desorganización, las colas burocráticas, la mugre y la mala onda que tiene que sufrir cada vez que viene a la Argentina, por no mencionar el miedo a la delincuencia (ya le robaron todo el equipo fotográfico una vez). “Ustedes hasta que no se saquen al peronismo de encima, no van a ninguna parte” me dijo justo a mí, jeje.
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