8 de octubre de 2013

Moria Casanova en 1972





Nuestro distinguido co-blogger Max a Secas,  al ver una tapa de Radiolandia del año 1973, comentó  “¡Qué fuerte estaba Moria en sus buenas épocas!”, hecho que no discuto para nada  por tres razones: a)  Moria tenía 40 años menos; b) Yo también;  c) La conocí personalmente en 1972, a la salida  del Teatro Maipo donde bailaba como corista del fondo. 

Mis amigos y yo asistíamos a ese tipo de espectáculos por curiosidad científica e íbamos de smoking a un palco avant scéne para verificar las reacciones de las niñas danzantes y ver si interferíamos en su concentración. Sin saberlo, estábamos escribiendo en versión bacana el teorema de Maradona, pero no era esa nuestra intención.

En esos tiempos, la señorita Casanova tenía la figura, propia de la estética revisteril del Maipo, y contaba con la altura y adecuadas curvas que la Madre Naturaleza le había dado. Nadie la podría haber acusado de ser una chica fina, pero estaba claro que calificaba perfectamente en la burrera y descriptiva calificación de “flor de yegua”.

Como mi memoria de jovato me podía estar engañando, busqué en Internet a ver si encontraba alguna foto de ese tiempo y me encontré con las que coloqué ut supra.


Espero que el amigo Max pueda comprobar su apreciación, aunque cabe decir que la Srta Casanova  estaba algo fuerte de caderas y no tanto de pechuga, pero también es relativo esto si tenemos en cuenta que era muy alta y casi grandota en volumen general. Ya era muy simpática y divertida, pero bastante menos atorranta que la jovata de ahora.

13 comentarios:

Nicolás dijo...

Uy, de cuando parecía una mujer de verdad!

BlogBis dijo...

Enmarcarado, calculo que tiene que haber sido como muy tarde en 1980, que en la puerta del salón de desembarcos del entonces minúsculo Aeropuerto Internacional de Fisherton quedé enfrentado con dos verdaderos monumentos: Moria y Cármen Barbieri.
Para esa época tenía en sangre más hormonas que hemoglobina, así que el encuentro me dejó estupefacto... hasta que una frase apropiada de la Barbieri me hizo reaccionar mientra mi viejo se reía de la escena dos metros más atrás.
Cuando vi el comentario de Max también pensé en buscar fotos de época para ilustrar lo que era la Caasán en ese tiempo, pero sólo encontré diversas etapas de su conversión al travesti botoxiado que es hoy.

Unknown dijo...

BB., no me extraña para nada que quedaras tumefacto, digo, estupefacto ante ese par de percheronas. Tu viejo se reía de sabio que era, evidentemente.

Me muero de curiosidad por saber cuál habrá sido "la frase apropiada" que te soltó la Barbieri, tan fina de boca ella.

Atento a que vos y yo, aunque soy varios años más jovato, estamos (no entre nosotros, turros) felizmente casados y, por tanto, retirados de las pistas, no puedo dejar de plantearte un ejercicio mental.

Si hoy día te encontraras con el equivalente actual de dos minones de 35 años (más o menos) y te sonrieran (por la pinta y el aspecto próspero), ¿no te quedarías también estupefacto? Respuesta:creo que no, porque ya estamos mucho más sabios...y discretos ¡Jajajajaja!

BlogBis dijo...

Jajajaja... creo que tumefacto está bién aplicado para la ocasión.

Estaba sacando cuentas (ayudado por Wikipedia) y veo que para aquel momento la Casán tenía 34 años y la Barbieri apenas 25 años. En ese año estaban juntas en el Tabarís aunque mientras una era primera figura la otra era elenco.

Si hoy me chocara con un camión de 25 semejante estoy seguro no, segurísimo, que al menos podría mantener la compostura!

Unknown dijo...

BB., mantener la compostura al toparse con un camión de 25 es, sin duda, una muestra de sabiduría.

En cambio, en mi caso la sabiduría se demuestra al saber que si me atropella un camión de esa clase de 25 a 40 años, ¡¡ME MATA!!

Sine Metu dijo...

Calla boca Moira. Cuando salia con el mago ucraniano...

Wilson dijo...

Hubo una época en que Moría se partía -sin dudas- y para muestra, ver cómo estaba cuando hizo Expertos en Pinchazos.
Esto no hace más que resaltar lo patético de la apariencia que ostenta en la actualidad, símil trava calvo e inyectado con aceite patito.
Me sumo a la inquietud del Enmascarado Rubén, ¿qué te habrá dicho la Barbieri?
PS: We've all had our share of awkward boners...

Alberto dijo...

El nombre de la revista resume todo el perfil de los comentaristas... (última foto).

Wait!, también estuve explorando las curvas pulposas, Eso!...antes de que me acusen de "putitroli".

Anónimo dijo...

Ay, chicos, chicos...
La Casán fue, es y será por siempre un mamífero artiodáctilo de la familia de los bóvidos; o sea, una vaca.
Y ahora es una vaca vieja.

Se puede ser carnívoro y voraz, pero no por éso entrarle a cualquier mondongo...

BTW, no quiero ni imaginar la atrocidad que habrá dicho la Barbieri. Cualquier cosa emana de esa boca de cuajo.

Jorge dijo...

¿De dónde ha sacado esas fotos?

Me imagino a don Enmascarado desempolvando su colección de revistas y metiéndolas página por página en el escaner.

Unknown dijo...

Anónimo de las 11:23, creo que en esos años, Moria era más bien un mamífero perisodáctilo domesticado (equus ferus caballus) hembra y joven, lo que la hacía figurar en la categoría burrera de potranca o yegua. Y recuerde que hay mucha gente a la que le gusta la carne de caballo...

Amigo Jorge: me extraña que un hombre del mundo de la informática me pregunte de dónde saqué esas fotos. De Internet, evidentemente.

Por otra parte, tuve una vida previa antes de casarme hace más de 38 años, y si bien esa vida era poco satisfactoria por frívola, mundana y totalmente carente de sentido trascendental (como descubrí al hacerse la luz al conocer a la es mi mujer desde entonces), nunca compré ni tuve siquiera revistas tan berretas como esa Viejo Verde.

En la secundaria, era muy popular entre los jóvenes aficionados a la Panicum prionitis (gramínea perenne rizomatosa, de la familia de las Poáceas conocida vulgarmente como paja brava o paja cortadera) y por ello llamados "amantes de la Botánica", una revista llamada Cabeza Fresca, que tampoco compré ni tuve nunca.

Mi colección de Playboys americanas fue uno de los preciados bienes a los que tuve que renunciar en aras de un nivel superior de vida: el del estado matrimonial.

Anónimo dijo...

Para mi gusto ya era un lechon.

Sergio dijo...

Nunca me gustaron las golfas.