La emoción de dos grandes jugadores |
Dos hombres de verdad |
Me emociona mucho ver el coraje, la guapeza y la fuerza para pelear con toda el alma que tienen algunas privilegiadas personas, en todos los ámbitos de la actividad humana, y no soy tan sensible ante los hombres que lloran cuando se rinden sin pelear o entran desmoralizados para cumplir con un compromiso que asumieron libremente y que exigía trabajo y responsabilidad.
Cuando era chico, los hombres no lloraban más que ante verdaderas tragedias familiares o personales y, de ser posible, en privado o junto a su familia y amigos más próximos. Sobre todo, un pater familiae debía servir de apoyo firme para su mujer, sus hijos o sus padres. Sentían la obligación moral de funcionar como ancla y pilar para que no se derrumbasen sus seres queridos. El precio emocional que vivían esos hombres solía ser muy alto, pero era una cuestión de honor y de responsabilidad.
He visto a honorables y valientes militares argentinos y duros soldados, llorar de dolor y rabia ante el cuerpo de un soldado o camarada caídos en combate y que estaban bajo sus órdenes. Pero ninguno lloraba antes de ir a pelear aunque por dentro, el terrible gusano del miedo a morir o de fallar como oficiales, luchase por dominarlos. Solamente los psicópatas no tienen miedo en combate, los hombres normales siempre lo tienen, pero luchan por controlarlo y actuar.
La imagen de los jugadores brasileños llorando antes de los penales, con su capitán y arquero incluidos, me pareció patética. De igual modo, la forma y las caras con las que entraron esos jugadores al partido contra Alemania, y creí ver en sus caras que estaban vencidos moralmente antes de empezar el match. Demasiada responsabilidad para hombres inseguros.
¡Qué diferentes me parecieron Mascherano, Lavezzi. Messi, Romero y varios más, cuando lloraron de emoción, de orgullo y de alegría por su victoria frente a Holanda!
Ese me pareció un llanto varonil, bien de hombres que se partieron el alma para cumplir con sus ganas de triunfar y, al fin y al cabo, cumplir con el compromiso que implica para un deportista llevar la camiseta celeste y blanca.
Sé que soy un fósil porque tengo una profunda admiración por las personas valientes, entendiendo por valentía no sólo al coraje físico, sino especialmente al valor moral de tantas mujeres y hombres comunes que, todos los días, se esfuerzan honradamente por trabajar, o estudiar o por cumplir sus deberes de padres o de simples ciudadanos en su lucha por salir adelante en la vida sin bajar los brazos, ni caer en el camino fácil de transformarse en un corrupto o en un cagador más de lo que tanto abundan en el mundo.
En este sentido, el coraje de estos jugadores de fútbol puede servir como ejemplo de que se pueden lograr objetivos muy difíciles si uno trabaja duro, se capacita y entrena disciplinadamente y trabaja en equipo con un objetivo claro, aunque en este caso, sea meramente una meta deportiva por la gloria de ser el Seleccionado vencedor del Mundial.
Soy perfectamente consciente de que estos hombres son, en gran medida, privilegiados porque ganan fortunas por jugar al fútbol, pero eso es el mercado en acción, ya que generan mucho más dinero para otros que el que reciben.
Y como conozco personalmente a un par de ellos, también sé que les cuesta mucho trabajo, esfuerzo físico y mental, y se privan muchas veces de la vida normal de un hombre joven para poder subsistir en un ambiente altamente competitivo, donde pueden ser los héroes del público hoy y al domingo siguiente se transforman en villanos a los que cualquier infeliz insulta. Nadie es más veleidoso y desagradecido que el público futbolero de cualquier país del mundo. Sic transit gloria mundi es lo que predomina en el fútbol.
Hay tantos cobardes físicos y morales en las sociedades modernas, y en Argentina, además, abundan los cobardes morales en la clase dirigente, que me parecen moscas blancas estos hombres.
Ojalá ese espíritu se contagiase un poco más hacia TODOS los argentinos comunes.
12 comentarios:
Muy atinado el post, Enmascarado.
Es un gusto leerlo.
Muy bueno el post Mr Masked. Mas alla del futbol, estos jovenes son heroes. Se jugaron enteritos defendiendo nuestros colores. Ejemplazo, si los hay! (ojala resulte contagioso).
Emociona verlos desde tan lejos. Vamos Argentina que falta muy poco!
Amén, Don Enmas.
Brillante, como siempre.
Aqui viene perfecta una cita de Shakespeare:
"A coward dies a thousand times before his death,
But the valiant taste of death but once".
Muy bueno, don Enmascarado!
Estimas Sras. Carancho y El Totem, amigos Jorge y Massa: me alegra que les haya gustado mi post y les agradezco muchísimo sus amables comentarios.
Saludos a todos.
Adhiero fervorosamente a todas y cada una de las palabras por Vd. escritas y a los conceptos por Vd. señalados, Sr. Enmascarado, y le hago llegar mis saludos.
Comparto su "fosilidad" por admirar el esfuerzo honrado y la valentía de tantos seres comunes en su diaria lucha para ser mejores y salir adelante. Lo felicito sinceramente por su comentario.
Muy bueno, don Enmas. “Siempre el coraje es mejor” como decía Borges. En su “ojalá” del final está la fe pero también la inmensa duda de cómo será leído por la sociedad el coraje y el esfuerzo de estos pibes. Y es ahí donde no puedo evitar que me aflore el ya veterano escéptico que soy. Me entero que ya están pidiendo que el lunes sea un feriado nacional si el domingo se gana el Mundial. Puffff. Otra vez, cero aprendizaje.
Lamentablemente, el fútbol no me parece que sea para los argentinos el mejor vehículo para ese aprendizaje, tan sucio como está de pasiones nacionalistas, de intereses políticos y mafiosos, sobre todo porque le viene como anillo al dedo a una sociedad muy proclive a los fanatismos y naturalmente creída de que son los mejores del mundo en todo, por el sólo hecho casual de haber nacido aquí. Es como llevar a un choborra a un certamen de vinos, es llevar a un fumador compulsivo a un polvorín. Nada del arte y del esfuerzo de la enología o del tabaco está en juego. Lo que mayoritariamente interesa aquí es ganar por el deseo inconsciente de aplastar a un mundo malo que no nos reconoce genios y nos sojuzga. No hay amor por el fútbol físico y real sino por el “espectáculo” del fútbol, que es algo bien distinto y manejable desde las pantallas virtuales. En todo caso, son los menos los que pueden ser conscientes y delimitar el tema a un “es sólo fútbol” (si es que eso es posible, ya que todas las cosas de este mundo irremediablemente postulan a muchas otras cosas más).
Tengo sobrados motivos para pensar que -sobre todo las nuevas generaciones de argentinitos- se ven a los jugadores como si fueran muñequitos virtuales en una Play. Ni idea del esfuerzo que se necesita para lograr un buen resultado en el mundo real.
Pero, como siempre digo, ojalá sea yo el equivocado.
Mi apreciado Mayor Payne: Ud. me va a hacer emocionar con su fervorosa adhesión. Le agradezco muchísimo su comentario y le retribuyo sus saludos con un abrazo fuerte.
Amigo Gringo: me complace mucho ver que Ud. es otro "fósil" aunque sea, lo espero por Ud., más joven que yo.
En fin, Gringo, le agradezco mucho su generosa felicitación personal.
Saludos cordiales.
Amigazo Gus VF: le agradezco desde ya su comentario y le comento que sus consideraciones posteriores al elogio del post (ya me tiene mal acostumbrado por su generosidad habitual con mis post) me hizo agregar la palabra TODOS a la última oración para aclarar mi idea.
Mi "ojalá" final como Ud. bien dijo era de fe, pero también de esperanza de que los valores que mencioné, y el espíritu de lucha y coraje de Mascherano y sus compañeros, se extendiese a TODOS los argentinos comunes.
No había duda alguna en ese ojalá sino certeza absoluta de que somos muchos más los argentinos comunes y corrientes que somos decentes y honrados de lo que habitualmente creemos.
No tenemos consciencia de que somos muchos más los ciudadanos honrados que las basuras corruptas o cobardes morales que componen la mayoría de la dirigencia política, empresarial (acuérdense de cómo basureaba Moreno a los empresarios argentinos y cómo se le achicaban los "Capitanes de la Industria", salvo alguna honrosa excepción) y gremial de Argentina.
Pero eso no nos quita a los ciudadanos honrados la cuota de responsabilidad (mayor o menor, cada uno sabrá) que nos toca por venir tolerando y soportando esta situación desde hace, para no abrir polémicas, por lo menos los últimos 20 años.
Nos falta ese plus que tiene Mascherano, ese no conformarse y jugarse con todo.
Seguramente no lo escribí así de clarito, pero esta idea de que nos falta algo extra en coraje cívico hace rato que la tengo dando vueltas en la cabeza.
Y mi propia vida, y sus resultados ahora que soy ya mayor, son las que me hacen preguntarme en qué fallé, en qué momento me callé cuando debería haber hablado, qué fué lo que hice o dejé de hacer para evitar que el país donde nací, y al que dediqué mi vida a su servicio, quedara así, desvalijado por una recua de malandras desde hace tanto tiempo.
Me faltó ese plus que tiene Mascherano.
Y lo peor es que lo tuve durante años y no lo emplée por diversas razones sensatas que, en el fondo y vistas a la distancia, fueron una cobardía moral.
Preferí ser prudente y cumplir con mi deber sin traicionar mis principios. E hice mi deber bastante bien, según los que me conocen bien. Pero no fue suficiente y hoy me arrepiento de no haber hecho más.
Pero me cansé de no actuar más. Basta. Hasta acá llegué.
Me niego a dejar mi país en manos de los hideputas que nos vienen robando.
Somos muchos más los decentes que los chorros y corruptos, hagámonos notar de una buena vez, no somos espectadores sino jugadores en la cancha. Seamos Mascherano poniendo coraje, firmeza y resolución y pongamos en el gobierno a gente decente y honrada, el resto lo discutiremos después.
Un abrazo y no pierda la esperanza, se puede ganar.
Comparto la emoción de su post y sus comentarios, amigo Enmascarado, estoy simplemente agradecido y no por generosidad protocolar sino porque a través del tiempo sus palabras (como las de muchos que escriben por aquí) demuestran de qué madera está hecho Ud. Más tarde o más temprano, en lugares donde las palabras circulan libremente, nadie puede ocultarse del todo tras ellas.
Antes de meterme en esto de las redes sociales tenía algunos prejuicios acerca de la veracidad y la utilidad de las palabras en un contexto virtual. Pero ahí están ellas como siempre para de algún modo identificarnos y para confirmarnos una vez más que en nuestra frágil humanidad somos eso, palabras, que todo nuestro aparato psíquico está estructurado como un lenguaje (esto lo decía Lacan), que palabras dichas o negadas pueden curarnos o enfermarnos, y que también deberían (y aquí voy al meollo de lo que quiero decir) ser generadoras, por qué no, de un cambio social.
En este sentido no deberíamos olvidar que el nacimiento de la constitucionalidad en la Argentina fue casi una creación literaria gracias a la Generación del ’37, quienes desde el exilio y muchas veces desde el anonimato escribían para derrocar la Tiranía y también para delinear un futuro. Por supuesto que también guerrearon “con la espada”, además que con la pluma y la palabra (¡qué grande mi cita escolar de 4to grado…!) pero eran otros tiempos, en los que se concebían los cambios sin otra alternativa que el mucho coraje y poniendo el cuerpo, eso que hoy desapareció en una maraña de ‘bits’ quejosos, cobardes y hasta ahora en nuestro país, poco conducentes.
Espero que tenga Ud. razón con que somos mayoría los decentes… habrá visto que más bien siempre opiné que “dime cómo es tu gobierno y te diré qué pueblo tienes”. Pero seamos mayoría o no, es nuestro deber mínimo en un mundo hiperconectado señalar esa realidad cultural corrupta, y quien esté capacitado para ir más allá y hacer algo en lo concreto al respecto, que lo haga. El ejemplo ‘desde arriba’ es fundamental, por eso, como Ud., no busco votar a liberales como a mí me gustaría idealmente sino a políticos que me inspiren un mínimo de decencia comprobable. Es muy básico, pero en ese estado estamos y es de donde tenemos que salir, me conformaría con que al menos se tome el camino que corresponde, aunque sea largo y duro.
El comportamiento de los argentinos en viaje por países civilizados suele ser desastroso, pero mal que mal paran en los semáforos, aunque sea para que no les cobren una multa. Y hay quienes en esos viajes empiezan a intuir que es mejor vivir con reglas de convivencia, con puntualidad y sin avivadas o afanándose las toallas de los hoteles, pero… a los 15 días vuelven a la mala yunta estructural argenta. Actitudes sostenidas y ejemplares desde el poder serían seguramente muy beneficiosas, el argentino es muy maleable, le venden cualquier cosa: que hay que hacer un golpe, que hay que democratizar, que hay que privatizar, que hay que estatizar, alguna vez habría que venderles, pero bien en serio, que hay que decentizar nuestras relaciones sociales.
Por último, reconozco que esta Selección es la mejor, humana y profesionalmente hablando, de todas las que conocí hasta ahora (mis recuerdos de no futbolero se remontan hasta la del ’74) y la verdad es que si ganan, lo tendrán bien merecido. Pero como me gusta hacer enojar a los hinchas y en realidad me preocupa más el resultado social que el resultado deportivo, sigo deseando que mañana pierdan. Ya está, llegaron a la final dando muy buenos ejemplos y se festejó a lo grande. Un triunfo total ahora desataría otras consecuencias, a mi entender, de banal orgullo nacionalista y de funesta alegría.
En fin, un abrazo don Enmas, y a todos, y que mañana gane el má mejor!
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