13 de septiembre de 2015

Fracaso

Alfonsín, Tancredo, Wilson Ferreyra. 
Que lejos que parece todo. 

Tengo muy presente el 83, el 84, el 85.
La euforia por el regreso  la reconstrucción del Estado de Derecho. Era una euforia regional. En Argentina Alfonsín, había reinaugurado la democracia en diciembre del 83. En junio fue el memorable cruce del Río de la Plata de los políticos uruguayos, encabezados por Wilson Ferreyra Aldunate. A finales de ese año se llamaba a elecciones en Brasil, y ningún candidato tenía uniforme. Surgía la figura de Tancredo Neves, carismático y entrador, parecía que con Alfonsín iban camino a armar la verdadera alianza entre los dos países. Chile quedaba como única rémora regional, con Pinochet abulonado al poder, pero el vecindario predicaba su voluntad de afianzarse en el camino de las instituciones democráticas. 


Y pasaron tres décadas. Hoy esta foto que veo de las protestas en Brasil representa el fracaso de dos generaciones de políticos en construir una democracia verdadera. Dilma tiene el 8% de aprobación, y casi el 70% está a favor del juicio de destitución. Y eso en un país donde la justicia es independiente y ha procesado a un buen lote de corruptos.
Acá, sin ningún pudor se han robado hasta la ayuda alimentaria de pueblos en emergencia. No es casual que hasta el sistema eleccionario esté en crisis. Me da mucha pena, porque esto es no sólo el fracaso de una caterva de hijos de puta. Es el fracaso de una sociedad (me incluyo) que no ha sabido mantener ni las reglas mínimas del pacto social.

Muchos nos alegramos de la resistencia de los tucumanos, que noche a noche salieron a repudiar el robo de una elección. Pero cuántas noches se les puede pedir que salgan, solos, sin apoyo del resto del país. Y por otra parte, para qué, si probablemente los que están del otro lado tienen las mismas mañas, y buscan principalmente cambiar las manos que reciben los cheques.

Treinta años de caminar en círculos en el desierto. Hoy te matan, por distintos motivos que en los setenta, pero igual te morís: gratis. Es igual de difícil que en los setenta, o más, ahorrar, planificar para el futuro. La educación ha dado vueltas carnero entre lo políticamente correcto y  lo falsamente progresista, para que hoy de casualidad los chicos entiendan el titulo de un diario. En el caso argentino casi ninguno de los fines que declara el Preámbulo que recitaba Alfonsín se cumplen. Ni justicia afianzada, ni defensa común, pobre bienestar general. A gatas, algo que se parece a unión nacional, pero en un clima donde "paz interior" sólo es válido comparando el presente con  las matanzas del siglo XIX.

Ojalá me pudiera imaginar cómo se empieza a resolver esto. De momento, vaya apenas un recuerdo para todos los que treinta y pico de años atrás pensamos que finalmente habíamos encontrado el camino.


8 comentarios:

Papá Natas dijo...

Tema muy complicado. Más allá de las diferencias entre los países (y un par de excepciones, por lo menos por ahora), la región es irrecuperable. Por lo menos es la sensación que me queda viendo lo que está pasando. No se salva ni Chile (¡Chile!), el caso de éxito paradigmático. LA es el continente del eterno retorno y los latinoamericanos parecen estar condenados a existir perpetuamente en el realismo mágico (en el sentido de la constante preocupación e interés de vivir lo irreal y extraño como algo cotidiano y común).

Anónimo dijo...

En Uruguay, se salió de una dictadura de 11 años con unas elecciones frangolladas (de los tres candidatos naturales a la presidencia, uno estaba preso y otro proscripto).
De ahí para adelante, la única meta visible de los políticos fue llegar al poder y reescribir su pasado. El país, que se joda.

Lucas.

BlogBis dijo...

Papá Natas, parece que el "destino sudamericano" de Borges tarde o temprano alcanza a todos los Lapridas.

Lucas, no profundicé sobre Uruguay porque al menos no muestra la decadencia estrepitosa de las instituciones argentinas o brasileñas, aunque lamentablemente se lee en los diarios que en materia de pacto social sufren parecidas patologías solo que mas moderadas por ahora.

Anónimo dijo...

En Chile tampoco están contentos los chilenos con la gordis. Y eso que muchos la votaron sólo por su fama de maternal o por el recuerdo de su primer gobierno, nada que ver con el programa que ahora está tratando de imponer.

Rubén, en el caso de Uruguay, va a ser interesante como se las arregla el Frente Amplio en el poder para poder gobernar sin el viento de cola externo que tuvieron en los años anteriores.

Andrés

Gus VF dijo...

Comparto el sentimiento, Rubén. Es que la democracia, el espíritu republicano, el ejercicio de la libertad con responsabilidad son cuestiones demasiado finas para un pueblo embrutecido y envilecido que reemplaza esos conceptos por el habitual deporte de la “ventajita”, por el “Estado papá soy yo” / “mi papá es el Estado” y por la creencia de que “libertad” es sinónimo de poder cruzar semáforos en rojo. Como sociedad, en el día a día, no vivimos de acuerdo a aquellos principios y así nos va, no debería sorprendernos. Somos un cuarteto de cumbia villera queriendo interpretar a Debussy.

Pablo dijo...

Hace bastante que salvo por lo que postea acá Bazán no sigo lo que pasa en Chile, pero me da la impresión que ellos llegaron después a la democracia, hicieron un pico mas alto de institucionalidad pero ahora agarraron el camino que lleva al tobogán populista. Todavía no se tiraron, pero van en camino.
Que pena, con Colombia mas o menos lo mismo.

gringo dijo...

"Me da mucha pena, porque esto es no sólo el fracaso de una caterva de hijos de puta. Es el fracaso de una sociedad (me incluyo) que no ha sabido mantener ni las reglas mínimas del pacto social."
Son exactamente mis mismas palabras BB, que me causan una profunda depresión política.

Recomendado dijo...

El problema no es la gente sino la legislacion.