Un siglo después de la Primera Guerra Mundial se van perdiendo las trazas de lo ocurrido en las trincheras.
Hoy, preparando una clase sobre la simbología de los monumentos de guerra me encontré con esta historia que desconocía: el 12 de junio de 1916, se perdió todo contacto con la 3ª Compañía del 137 Regimiento de Infantería francés, en una cuesta entre Thiarumont y Douamont, Verdún.
Cuando cesaron los combates en el área descubrieron, a intervalos regulares sobre lo que era el parapeto de su posición, bayonetas que sobresalían de la tierra. Los soldados habían quedado en sus puestos esperando el asalto y fueron enterrados vivos por la tierra removida por la artillería alemana, de lo que dieron testimonio pilotos que habían sobrevolado el lugar y dieron cuenta del súbito cambio del paisaje.
La ubicación se convirtió en tumba de guerra, y luego, para preservarla del vandalismo, se construyó en 1919 un templete minimalista de hormigón para preservar los restos.
Cien años después el templete sigue ahí, aunque no quedan bayonetas. Sin embargo, pequeñas lositas de hormigón han preservado las bocas de los fusiles, que bajo tierra siguen en las manos de los soldados que los aguantaron bajo la tormenta de obuses.
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10 comentarios:
Qué historia tan interesante, BB.
Gracias por compartirla.
Y que tiene que ver con lo que pasa acá?
Anónimo, poca gente ha escrito acá una boludez semejante.
Volvé mañana, que te voy a contar sobre las fragancias que produce la Sra. de Yoli, tema de alto interés nacional
Hay que conseguir anónimos que prestigien el blog. Algún troll decente, de esos militontos que le ponen garra al asunto.
Saludos.
Muñeco de Basural
Por ahora tenemos disponible solo la variedad cabeza de termo
Interesante relato BB; siempre me interesó el tema las terribles batallas las de Verdún y Somme. ¿Sabe de algún libro que hable en detalle de estas batallas? - JUAN
Póngale onda con el anónimo, don Blogbis, que esta historia tiene mucho que ver con nuestra actualidad. Probablemente, miles de militantes en la Cámpora queden enterrados vivos, llevados puestos por una ola de tierra que nunca vendrán venir, mientras esperan en su trinchera, agazapados, la revolución, al votar al hijo de dilecto de los 90, alias mano única, y su mas que previsible giro hacia la ortodoxia peronista.
Mariano
Gracias Blogbis por la historia.
Mariano, nunca, NUNCA, debería Ud. imaginar que un camporita va a morir con el fusil en mano, las botas puestas o un sapo sin tragar.
Mientras queden 10 cm. de patrEa por dónde arrastrarse, la lacra encontrará la manera de ser obsecuente a un nuevo dueño.
Leandro, Y aún si no quedara un centímetro de patria esta mierda se arrastraría todavía mejor.
Solo para que no me confundan: soy "anónimo JUAN" y no el "anónimo de las 7:17 p. m.". Coincido con Leandro; jamás veremos a uno de la cámpora con un fusil en las manos y menos un día de laburo. JUAN
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