Pablo yo no lo pondría a la altura del 83, pero ciertamente marca un cambio. Ojalá signifique el regreso de la Clase Media a la política, o al menos al interés por la política, algo que se perdió en los noventa y que dejó a esta banda de oportunistas hacer lo que se les cantó.
La verdad que yo también siento una felicidad comparable a la del ’83, porque es un fin de ciclo que no tengo empacho en compararlo con el del Proceso, han sido las dos monstruosas caras de una misma moneda, y quien piense que exagero y me venga con lo de los (inflados) 30000, le respondo con los mucho más numerosos y reales crímenes que la delincuencia apañada por el poder peronista produjo en el día a día de estos bochornosos 12 años, infame década que le dio buena vida a los malvivientes y mala vida a la gente buena. La violencia y la estupidez, aunque con distintos modos y circunstancias, han sido las mismas, como que tienen una misma raíz social. He vivido ambos períodos como joven y como adulto y me permito afirmar esto por propia experiencia personal de ciudadano común de a pie.
Siento una gran felicidad, un gran alivio, como me contaron que vivió mi abuelo en el ’55 cuando cayó Perón. Lo que él seguramente no alcanzó a comprender en aquel momento es que lo que en Argentina se denomina “peronismo” trasciende su significado de mero “partido político” para abarcar y nombrar una patología muy extendida en todos los órdenes sociales y culturales, lo cual me hace más pesimista que él en la esperanza. Pero lo cierto es que por fin, después de más de treinta años de recuperado el sistema eleccionario, pareciera que por lo menos hoy estamos en condiciones de iniciar un nuevo camino -como tantas otras veces- pero esta vez en una dirección más acorde a la evolución del resto del mundo, aún con el pesado lastre de tener que lidiar con millones de inútiles ovejas como población… esperando que sea el tiempo en que al menos les dejen crecer la lana pacíficamente y se las deje de usar para el carnívoro festín de los punteros.
Muchas cosas se abrirán en este nuevo escenario que serán analizadas por gente mucho más capacitada que yo, pero de lo que estoy seguro es de la necesidad de no aflojar y de sostener esta oportunidad de no seguir barbarizándonos (apoyando, cuestionando, impugnando, a ver… que somos argentinos… venimos bien jodidos de fábrica!). Creo que hay que tener en cuenta que este indicio de cambio ha sido posible, entre otras cosas, gracias a las redes sociales. ¡‘Chas gracias capitalismo!
Del anterior post me sumo a los abrazos de Tata y de carancho (quien tiene como yo el sanbenito de habitar en las “sobras de Buenos Aires” (la expresión es de Borges) y felicidades para todos los que parloteamos por acá!
4 comentarios:
Primera vuelta las pelotas!
Un día histórico, como el 30 de octubre del 83.
Yo no bebo... caramba, ¿con qué celebro?
Coincido con Pablo. Un día histórico.
Pablo yo no lo pondría a la altura del 83, pero ciertamente marca un cambio.
Ojalá signifique el regreso de la Clase Media a la política, o al menos al interés por la política, algo que se perdió en los noventa y que dejó a esta banda de oportunistas hacer lo que se les cantó.
La verdad que yo también siento una felicidad comparable a la del ’83, porque es un fin de ciclo que no tengo empacho en compararlo con el del Proceso, han sido las dos monstruosas caras de una misma moneda, y quien piense que exagero y me venga con lo de los (inflados) 30000, le respondo con los mucho más numerosos y reales crímenes que la delincuencia apañada por el poder peronista produjo en el día a día de estos bochornosos 12 años, infame década que le dio buena vida a los malvivientes y mala vida a la gente buena. La violencia y la estupidez, aunque con distintos modos y circunstancias, han sido las mismas, como que tienen una misma raíz social. He vivido ambos períodos como joven y como adulto y me permito afirmar esto por propia experiencia personal de ciudadano común de a pie.
Siento una gran felicidad, un gran alivio, como me contaron que vivió mi abuelo en el ’55 cuando cayó Perón. Lo que él seguramente no alcanzó a comprender en aquel momento es que lo que en Argentina se denomina “peronismo” trasciende su significado de mero “partido político” para abarcar y nombrar una patología muy extendida en todos los órdenes sociales y culturales, lo cual me hace más pesimista que él en la esperanza. Pero lo cierto es que por fin, después de más de treinta años de recuperado el sistema eleccionario, pareciera que por lo menos hoy estamos en condiciones de iniciar un nuevo camino -como tantas otras veces- pero esta vez en una dirección más acorde a la evolución del resto del mundo, aún con el pesado lastre de tener que lidiar con millones de inútiles ovejas como población… esperando que sea el tiempo en que al menos les dejen crecer la lana pacíficamente y se las deje de usar para el carnívoro festín de los punteros.
Muchas cosas se abrirán en este nuevo escenario que serán analizadas por gente mucho más capacitada que yo, pero de lo que estoy seguro es de la necesidad de no aflojar y de sostener esta oportunidad de no seguir barbarizándonos (apoyando, cuestionando, impugnando, a ver… que somos argentinos… venimos bien jodidos de fábrica!). Creo que hay que tener en cuenta que este indicio de cambio ha sido posible, entre otras cosas, gracias a las redes sociales. ¡‘Chas gracias capitalismo!
Del anterior post me sumo a los abrazos de Tata y de carancho (quien tiene como yo el sanbenito de habitar en las “sobras de Buenos Aires” (la expresión es de Borges) y felicidades para todos los que parloteamos por acá!
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