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Es un lugar común sostener que el actual ministro de Hacienda, el demócrata cristiano, Rodrigo Valdés lucha contra la marea populista al interior del gobierno de Michelle Bachelet. Primero por ser DC. Lo mismo decían del ex ministro de Interior, Jorge Burgos. Ambos iban a contener o detener la retroexcavadora e iban encauzar a la Nueva Mayoría a lo que fue la Concertación. Nada más falso. Segundo, por sus credenciales académicas.
Es una verdadera lucha de David contra Goliat, donde Rodrigo Valdés hace esfuerzos colosales para no arruinar el país. Lo más gracioso es que lo defienden empresarios y académicos como si fuese serio.
El año pasado dijo la siguiente afirmación, digno de una cantinflada o del segmento ‘Los grandes pensadores’ del programa SQP, el cual era copia del programa argentino ‘Caiga quien caiga’: “Pensamos que este año nos conviene endeudarnos y protege el chanchito para tiempos complejos”. ¿Ahorramos o gastamos?
Luego agrego lo siguiente a propósito de que la oposición le critico que está “hipotecando el futuro de Chile”: “La deuda siempre es una carta para las generaciones futuras, por tanto, tenemos que súper cuidadosos con cuánto nos endeudamos. Este es un presupuesto responsable”.
El quiere hacernos creer que el gobierno cree en los privados, cuando no es así, pues el eje del Programa de Bachelet es que el Estado esté metido en la economía. Además, que desean cambiar el concepto de propiedad subordinado a la función social e eliminar el principio de subsidiariedad.
Rodrigo Valdés quiere que vengan inversionistas, sin embargo, a la vez defiende la Reforma Tributaria expropiatoria: “Otros países en la región están cortando gastos, básicamente porque sus ingresos están cayendo mucho. Nuestros ingresos están creciendo poco y por eso podemos gastar más, pero no tanto como quisiéremos, pero están creciendo. Y en buena parte eso es porque hicimos la Reforma Tributaria que nos va permitiendo allegar más recursos al estado” .
He dicho que los políticos de la Nueva Mayoría se ríen de las personas, comenzando por el presidente de la República. Lisa y llanamente se burlan. En el verano me molesto ver que en la portada de la revista Capital apareciese el actual ministro de Hacienda dictando cátedra contra el populismo. La revista le puso el título “Moneda Dura”, como si en realidad lo fuese. En la entrevista misma, leemos en la parte superior de la página: “Tenemos un tema de arrebatos populistas que hay que contener”. Como si él fuese un dique o una represa que está impidiendo el gasto.
Según él: “Además, de la clase política, los empresarios, la elite están en “el debe””. No sé qué quiso decir.
Él culpa del populismo a algunos parlamentarios, a la ex dirigente de la anacrónica Central Unitaria de Trabajadores (CUT), la comunista Bárbara Figueroa, quien es estimada por Bachelet y fue partidaria de la última alza de sueldo de los empleados públicos. El gobierno no es populista.
Asimismo, Valdés confiesa que él tiene la total confianza del presidente de la República, Michelle Bachelet. ¿Se habrá hecho el leso, cuando el presidente elogio al dictador comunista, Fidel Castro por su muerte?
Se ufana de que sacaron rápido la ley de capitalización de la empresa estatal Codelco, la cual tiene números rojos y la ley de la productividad. La llamada ‘capitalización’ significa que los privados vía impuesto van a financiar una empresa que no produce, y, por tanto, no genera ganancia. Es absurdo haber sacado la ley de la productividad, pues este año comenzó con un día más de feriado, esto es, el 2 de enero, a pesar de que el año pasado fue calificado por las autoridades como “El Año de la Productividad”.
Con todo, el país no creció.
Según él y los iluminados de la Nueva Mayoría, la Reforma Tributaria expropiatoria no iba afectar la economía. Según Bachelet, asesorada por el flamante ministro de Hacienda del MIT, el problema de la economía chilena tiene raíces externas, no internas.
La revista Capital trata muy bien al Ministro de Hacienda, pues la portada habla por sí sola, ya que el periodista da entender que con calificativo ‘Moneda Dura’, que él lo está haciendo bien. Es falso. No le cuestiona los bonos permanentes ni la propuesta populista de la gratuidad universal en la Educación Superior.
A decir verdad, no leo los periódicos ni veo los noticieros. De vez en cuando, veo los titulares. El año pasado me llamo la atención la editorial de El Mercurio de Santiago del 2 de octubre a raíz de presupuesto nacional para este año. Me llamo la atención, que Bachelet hiciese una cadena nacional para informarnos cuánto van a despilfarrar. ¿Era necesario hacer una cadena? Al parecer, siguió el modelo del gobierno de Sebastián Piñera, quien a cada rato hacia cadenas con el único propósito de figurar él. El diario de Cristián Edwards puso el siguiente título a lo que informo el gobierno: “La austeridad se impone”. Nada más falso, cuando lo hicieron el año pasado fue gastar, por ejemplo, en financiar un canal quebrado, las otras empresas estatales con números rojos, falsos exonerados, falsos torturados y en instituciones tan inútiles como el INDH y el Museo de la Memoria, entre otras cosas. Sería larga lista para nombrar el despilfarro gubernamental. El diario dice: “Según ha informado la Presidenta Bachelet, el presupuesto sería compatible con la regla fiscal vigente, que obliga a moderar he llamado “déficit fiscal”, algo que los clasificadores de riesgos y los inversionistas valoran mucho”. Desde que fue ministro de Hacienda en el primer gobierno de Bachelet, Andrés Velasco, no existe la regla fiscal.
Tanto el año pasado como a principios de este año, una agencia de riesgo calificó a Chile con la nota –AA, debido al alto endeudamiento del Estado que ha afectado a la economía. No quedo en nada la austeridad fiscal.
El ministro de Hacienda quiere que los privados hagan lo suyo y, a la vez, como producto de la Reforma Tributaria, les quita recursos a ellos.
Ya el Banco interamericano del Desarrollo (BID) había prestado al país 130 millones de dólares en el 2015 para financiar la agenda de probidad. Sin embargo, de nuevo el gobierno a través de su ministro de Hacienda aprobó un nuevo contrató con el mismo banco por 100 millones de dólares en septiembre del año pasado para ejecutar la Agenda de Probidad y Transparencia en la Política y en los Negocios. Según Rodrigo Valdés, el nuevo préstamo permitirá “darle un ritmo rápido al avance de este conjunto de iniciativas, que necesitamos como país para separar los negocios de la política, dar mayor transparencia a la acción pública, elevar los estándares para la actuación del sector privado y generar confianzas”. Pretenden separar la política de los negocios, cuando se supo hace dos días, que Michelle Bachelet adquirió un terreno de cinco metros cuadrados a 12 kilómetros del proyecto Dominga, en la IV Región, para su hija. La compra lo hizo a través de su nuera.
Los únicos que no quieren admitir que este gobierno no es populista, están dentro del país y se encuentra en la mal llamada oposición socialdemócrata de derecha, que aún cree todavía no estamos en la vorágine populista. La ‘Nación’ de Argentina califico el segundo gobierno de Bachelet ‘de populismo tardío’.
El gasto público ha llegado al 24% del PIB y según los peores vaticinios va seguir aumentado.
Sin embargo, podemos dormir tranquilos, ya que el ministro de Hacienda con un doctorado en el MIT e investigador del think tank de la Democracia Cristiana, Cieplan, está haciendo su trabajo. Èl con su postura Zen contendrá los arrebatos populistas del gobierno, mientras gasta y gasta.
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