14 de febrero de 2018

Obliviousness


"Solo una cosa no hay. Es el Olvido". Así arranca un memorable poema de Jorge Luis Borges.

Sin embargo me permito disentir. Frente a esa playa hermosa en el golfo de Corinto, el 7 de octubre de 1561 se produjo una de las mayores batallas navales de la historia, quizás la más sangrienta de todos los tiempos.

Por un lado, la Santa Liga con más de 200 galeras, 6 galeazas ,26 fragatas y unos 50.000 infantes. Del otro, la flota otomana con 216 galeras, 64 galeones y 47.000 soldados. Dicen que ese día murieron unos 50.000 combatientes. Sin embargo, ni en la playa ni en la costa hay nada que los recuerde, salvo una triste estatua dedicada a Cervantes.

Juan de Austria, en la arenga previa a la batalla dicen que prometió la inmortalidad a los que cayeran. Cuatro siglos y medio después apenas los tiene presente un fanático de la historia.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Los que amamos occidente siempre la recordamos.

Anónimo dijo...

Hay que tener en cuenta que la zona sigió bajo dominio otomano muchos años, y que era una armada católica contra los turcos.
Los cismáticos ortodoxos no tivieron ni arte ni parte, asi que no es de extrañar que a ellos no les importe.
Los herejes protestantes tampoco tienen gran interés en recordarlo, eran aliados objetivos del Turco, como enemigos de su enemigo, la Monarquía Española.
Y de los franceses mejor no hablar. Eran aliados de hecho del Turco. Y presionaron a Venecia, tras la victoria, para que la alianza se disolviera.
Braudel, chovinista solapado, insiste en que nada cambió tras la batalla. El Mediterráneo, bla, bla, bla…
amdg