La película es de 2014, y me gustó porque tiene el mismo tono de ese fenómeno tragicómico que es Goodbye Lenin. Pone el foco en el antihéroe de la jornada, el teniente coronel de la Stasi Harald Jäger, que por su cuenta dio la orden de abrir las barreras aquel memorable 9 de noviembre del 89.
En la foto, el verdadero Harald con el ficticio Harald Shäfer de la película.
No cambia nada el asunto pero el chequear que Jäger siga vivo me alegró el día.
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