

Los argentinos tenemos una capacidad inigualable para destacar el aspecto ridículo y grotesco de toda propuesta medianamente decente.
Será nuestro espíritu de eterno adolescente, tan bien representado en nuestras máximas autoridades, el que nos hace exhibir una sonrisa irónica cada vez que nos comentan sobre un nuevo emprendimiento que pretenda tener un fin serio.
A los argentinos todos nos mueve a risa, a ironía, a sarcasmo. Pasamos de la más absurda solemnidad a la burla en un sólo instante y sin términos medios.
Hago esta introducción a propósito del proyecto
Mapa de la Inseguridad lanzado por Francisco de Narváez.
Ante la inacción oficial respecto a la inseguridad creciente en el país, la propuesta me parece interesante.
La idea de hacer una especie de Wikipedia del delito en el conurbano bonaerense y la Ciudad de Buenos Aires adolece de muchas fallas. Pero no deja de ser una iniciativa que en condiciones normales y en un país medianamente serio y "en serio" podría dar resultados.
Sin embargo en estas tierras australes la picardía se expande a sus anchas y transforma algo que tiene un objetivo sano en un show de sinsentidos y ocurrencias.
Existe además un
blog que se dedica a recopilar las denuncias graciosas.
De más está decir que no faltan en la blogósfera críticas al mapa de la inseguridad diciendo que es facista, paranoico y un montón de cosas más.
En este caso también está en acción ese mismo espíritu adolescente que mencionábamos antes, en este caso enfocado en el desinterés por la necesidad de la gente por sentirse segura y defendida de los delincuentes.