Necesariamente tengo que seguir con el tema de Chávez, porque creo que la sola presencia de este delirante en el escenario regional es un peligro. Hace unos meses publiqué un breve artículo donde vinculaba ciertos sucesos delictivos ocurridos en la provincia de Buenos Aires con una denuncia de inteligencia que refería a trazas de acciones de las FARC en Argentina.
Ahora tendría que agregar a esa trama la posición del presidente venezolano amparando a los terroristas colombianos, y su declarado afán de construir un "frente antiimperialista desde el río Bravo hasta la Patagonia".
Para agregar un factor vinculante al caso argentino, además de sus proclamas afirmando el interés de expandir la revolución bolivariana en la región hay datos concretos y palpables: en su última estadía en Buenos Aires, se reunío con lo mas extremo y combativo de las organizaciones piqueteras, reivindicando la solución cubana y al terrorismo iraquí (link).
Casualmente, muy casualmente, el mismo día que Chávez se juntaba con los que en diciembre del 2001 soñaba en revivir la revolución de Octubre, el canciller cubano Felipe Pérez Roque se reunía secretamente con el Néstor.
El cóctel se espesa más todavía si releemos que en el Forro de Porto Alegre, Chávez reclamó la reforma agraria, un sueño postergado de cierta izquierda decimonónica argentina, que pretende meterse con lo único que parece funcionar en el país: el agro. ¿Será casual que en los dos actos que refiero estaba como testigo la nunca bien ponderada Hebe de Bonafini?
Veremos cómo se escribe el próximo capítulo. Esperemos que termine siendo una comedia, y no el revival de una tragedia.
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