Hace unos días Ktulu publicaba un artículo en el que superponía historia argentina a historia peronista, concluyendo que el PJ se ha enquistado en el sistema político de manera tal que hasta los opositores le son funcionales. La realidad es más grave: el sistema político argentino hoy es básicamente el peronista.
Ayer escuchaba por radio un reportaje al senador Cafiero, que decía que el presidente había estado mal en atacar a la alianza entre Macri y López Murphy porque “hay que dejarlos crecer, al partido le hace falta un ala derecha”.
El fallido de este zorro viejo del PJ refleja algo trágico de la política argentina: al extinguirse la confrontación ideológica, y reducirse toda la discusión a un fuego de artificio dialéctico de denuncias y acusaciones -yo estuve, yo no estuve, él rompe, aquel roba, éste oculta, aquel transa- todo el sistema político argentino, todos los partidos, salvo tal vez la izquierda más delirante, han caído todos en el sistema de la interna peronista.
Sin embargo, los dos años de gobierno de Kirchner, con su discurso izquierdoso, seudoprogresista y setentista, ha logrado no sólo forzar la alianza de la derecha representada por Macri, López Murphy y tal vez Sobisch, que es necesaria pero no es suficiente. Kirchner ha logrado despertar muchas conciencias que estaban dormidas y que hoy descubren con horror que de las bases de la Organización Nacional ya no queda nada. Que el sistema representativo, republicano y federal ha sido hecho trizas y que lo único que queda es reconstruir la República desde sus cimientos.
Por ahora la oposición sigue embretada en su discurso cortoplacista, en el que a veces parece que disiente con el gobierno más en la forma que en la sustancia.
Mientras tanto queda la tarea de construir una verdadera alternativa ideológica, no de izquierdas ni de derechas, sino que replantee los ideales sobre los que se construyó la Nación. Aquellos ideales que se plasmaron en la Constitución Nacional, cuando después de medio siglo de desacuerdos se encontró una fórmula para conciliar los intereses de todo el país y no solo las aspiraciones de dominación de una casta política.
argenblogs
1 comentario:
Excelente tu artículo. El drama argentino es que no existe más nada que se atreva a enfrentar al peronismo, ni siquiera nada que se asuma como antiperonista. parece que peronismo es ahora sinónimo de argentinidad y criticar al PJ es como hablar mal de la patria.
López Murphy, al que uno intuye como un gorila furioso no se atreve a llamarse antiperonista. Macri le hizo fintas a Duhalde. Sobisch es basicamente un peronista recaratulado independiente. En el medio nadie sale a disputar los verdaderos temas del país, todo se achica a una simple discusión por las formas, o por el reparto de la plata.
Por este camino sólo podemos agudizar la decadencia.
Francisco P.
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