19 de mayo de 2005

Un proyecto común

Hoy veo que Jorge Asís, El Opinador y Sine Metu se ocupan de un tema que me interesa mucho: El desarrollo de los eventos en Bolivia.
En el actual estado de cosas Bolivia es nada mas que un nombre ficticio para un contenedor social que evidentemente ha perdido el afecto societatis. Los grupos indigenistas sueñan su utopía regresiva y deliran con reconstruir las instituciones de un elusivo imperio aimará, que es mucho más que nacionalizar el gas y el petroleo. Por el otro lado, los que quieren construir un futuro, mejorar el estado de las cosas y parecerse en algo a lo que pasa en el resto del mundo.
Nada más.
Reafirmo lo que creo, que ya lo he contado en éste sitio, y lo he discutido una pila de veces con amigos. América Latina es hoy el resultado físico de la repartija de límites que se dió después de la caída del Imperio Español. Las fronteras han mutado muy poco desde entonces. Pero las poblaciones, las gentes que la habitan si han mutado profundamente.
Creo (y casi digo que predigo, pero eso se lo dejo al Juani) que las próximas décadas van a traer muchas novedades al respecto. Alguna vez habrá que corregir las situaciones que heredamos, y que juntan agua y aceite, sin proyecto ni perspectivas en común.
¿O al fin y al cabo un país no es eso?

3 comentarios:

BlogBis dijo...

Tomás, mi "proyecto" no es más que cumplir a rajatabla los preceptos constitucionales: cada provincia administra su plata, y la Nación se maneja con la renta que le corresponde y nada más. Ese modelo caducó en 1930 y a pesar de la milonga de todos los partidos políticos, todos han aceptado la cosa desde entonces, porque ha puesto la torta en manos del centralismo, que hoy ejerce la clase política (venga de donde venga). Por eso hace rato insisto en construir un Free State Project. Lástima que nadie me da pelota.
Y si, si tenemos éxito estás invitado. Eso si te vamos a dar visa de turista, nomás.

Luciano A. Cingolani dijo...

Rubén,

La cosa no es tan "venga de donde venga" cuando al centralismo político nos referimos.

El control político en Argentina lo ejerce la coalición del Gran Buenos Aires con las provincias chicas, es decir, la patria improductiva.

Esa situación es producto del engendro de sistema representativo que padecemos, en el cual un ciudadano de Tierra del Fuego tiene una representación en Diputados que es 8.33 veces la de un ciudadano de Córdoba, por ejemplo.

Por alguna razón es que el interior de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y Mendoza casi no tienen peso político en el país; excepto allá por Diciembre de 2001 cuando "el Adolfo" culpó de su renuncia a De La Sota.

BlogBis dijo...

Si, Lucho, es muy cierto. Siempre tenemos a las estructuras de la Provincia de Buenos Aires que se asocian o coaligan con "los desconocidos de siempre" que traen su enorme experiencia política resultado de manejar provincias con 50.000 habitantes. Y que cuando se pasean por los despachos con alfombra roja se sienten emperadores romanos.