La antigüedad de los nuevos argumentos

Con la campaña desatada, el Néstor está sacando del armario la mejor selección de los argumentos que la política argentina viene esgrimiendo desde –por lo menos- 1930 para justificar el fracaso y la decadencia.
Basta revisar los últimos discursos para inventariar las razones del desastre argentino: “alguien” nos cercena la autodeterminación y nos controla con la deuda, “alguien” derrumbó todo lo bueno del país, “alguien” entregó un país en llamas. Ese alguien es fácilmente identificable: es todo lo que precedió a la actual administración, sea en los años del Proceso, en los odiados noventa o ahora en el interinato duhaldista.
No hay ninguna responsabilidad ni en las autoridades presentes, ni en los dirigentes, y menos aún en la gente. El país es en éste concepto nada más que un vergel saqueado, un paraíso bombardeado. Y la única culpa de que nos vaya como nos va es de los que ya no están.

Hace más de noventa años (90!) Juan Álvarez predecía que esto iba a pasar, al criticar la Cosmovisión Argenta que ya se estaba formando en la escuela de aquella época:

“Como si el patriotismo sólo debiera sustentarse en la vanidad nacional la escuela exagera las ventajas del país, oculta sus defectos y necesidades, y atribuye a los próceres importancia incomparablemente mayor que a las instituciones…. Deja entrever a los niños que aquí sólo pueden hallarse tierras fértiles, clima suave, libertad, fácil riqueza y soldados animosos; con lo cual produce ciudadanos para quienes los problemas nacionales no tienen más explicación que la inepcia de los gobiernos."

Seguimos igual.

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