El Néstor en campaña hace lo único que sabe hacer. Hablar, hablar, y hablar. A veces en tono agresivo o amenazante, otras veces en autoelogio delirante, como si lo que mejoró en el país hubiera sido obra de su gestión y no resultado colateral de la devaluación que él mismo hoy critica, y del trabajajo de millones de argentinos anónimos que a pesar de todo, resisten.
Pero para manejarse con armas dialécticas hay que ser muy hábil, y éste pingüino al hablar no hace más que confirmar que lo suyo fue llegar de chiripa. Hoy discurseando sobre la desocupación lanzó un fallido revelador: aseguró que "el desempleo va a bajar irremediablemente".
La Real Academia dice que algo es irremediable cuando no se puede "Evitar que suceda algo de que pueda derivarse algún daño o molestia". Tal vez quiso decir "inexorablemente", y no le da la cabeza, o tal vez -como yo creo- reveló que su discurso de patas cortas sólo puede funcionar en un país en el que los desocupados mantenidos por el Estado son un ejército de votos, el principal caudal de los caudillejos que componen nuestra primitiva y prevendaria clase política.
Para estos políticos del reparto y el discurso populista, quedarse sin ese ejército sería definitivamente un daño tremendo.
2 comentarios:
Un presidente de cuarta para un país de cuarta
me temo que anónimo tiene razón, y lo digo con mucho dolor...
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