12 de octubre de 2005

En el año 513

Hace rato que no se celebra el 12 de octubre. Hace 13 años, con el gusto que predomina por los números redondos hubo más ruido. Pero ahora, salvo algún acto escolar, el Día de la Raza, de la Hispanidad, de Colón o de las Américas, como les guste llamarlo, es apenas un feriado más (desplazable, encima, en nuestro caso lo que lo hace más intrascendente).
No soy para nada defensor de aquello que los delirantes de los años veinte buscaban pintar como la Raza, ni siquiera me gusta eso de argentinidad. Y valga la observación que cuando Noel, Guido, y sobre todo Ricardo Rojas pujaban por "inventar" la nacionalidad justamente los argentinos éstábamos conformandonos como éste amasijo de nacionalidades, de etnias y de culturas que en realidad somos.
Lo que hace falta es poner en magnitud el significado de aquella proeza, encarada principalmente por España, que con unos cuantos expedicionarios, mal equipados, sin monta y peor advertidos en términos geográficos, vencieron la adversidad y establecieron su dominio, su ley y su cultura sobre la inmensidad de América.
En estos rincones perdidos del mundo llegaron y se establecieron por 1516. Si consideramos que la independencia ocurrió en 1816, tenemos trescientos años contra ciento ochenta y nueve de vida independiente. Y si -como yo creo- consideramos a la Argentina como tal recién desde la sanción de la constitución, son trescientos años contra apenas 152 de vida nacional. A pesar de que la inmigración nos forjó tal cual somos, mantenemos en esencia aquel origen. Somos algo así como españoles genéticamente modificados. Y deberíamos estar orgullosos de serlo, a la vez que deberíamos estar orgullosos -como es mi caso- de nuestra herencia italiana. O turca, o judía, o serbia, o la que sea. Porque eso somos.
Pero sin embargo, en un país que prefiere imaginar que es lo que no es, y pensar en un mundo que no existe, olvidamos cómo nos hicimos, y preferimos la utopía regresiva. (Link vía Víctor)

2 comentarios:

Oliver Laufer dijo...

Bravo, Rubén. Me siento identificadísimo con el texto.
Un abrazo

Anónimo dijo...

A ponerse el taparrabos y a tomar sol muchachos...que si nos agarra la revolucion Bolivariana disfrazados de europeos, nos capan.