27 de diciembre de 2005

Sobre arquitectura moderna, símbolos y preservativos

Hace casi un mes, la falta de imaginación y el efectismo fácil del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires se conjugaron en una suerte de happening setentista, cuando el obelisco apareció cubierto por un preservativo gigante, en alusión al Día Mundial del Sida.
En ese momento iba a escribir algo al respecto, pero pasó la oportunidad. Ayer, sin embargo, el suplememto arquitectura del diario Clarin se ocupó del tema, con un análisis que suscribo.
"el Obelisco de Buenos Aires es una marca, un mojón de la ciudad. Es una señal hacia la modernidad. Lo fue históricamente, desde su inicio. Se inauguró en 1936, el mismo año en que su autor — el arquitecto tucumano Alberto Prebisch terminaba los planos del cine Gran Rex, que se inauguraría sólo un año después...Eran años fundacionales de la arquitectura moderna argentina."
"La Torre Eiffel, el Arco del Triunfo, la columna de Trajano o el obelisco de Washington, nuestra Pirámide de Mayo o nuestra Torre de los Ingleses pueden ser concebidos —con soberbia machista— como símbolos fálicos. Pero nunca a nadie se le ocurriría bastardearlos. Todo esto me recuerda la sabia sentencia del poeta alemán Goethe, cuando decía:"No hay nada más aterrador que la ignorancia en acción"
Completo, acá. Un punto para Clarín, o al menos para el Arq. Carlos Méndez Mosquera, que tampoco compra lo burdo y fácil como símbolo de una acción de gobierno.

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