Hace un buen tiempo que vengo sosteniendo que los mapas de América del Sur probablemente no sigan mucho tiempo manteniendo las mismas fronteras. En el interior de muchos de los países de la región hay fuerzas que vienen pugnando para despegarse de proyectos fallidos o de desequilibrios políticos, que no se han podido encauzar ni resolver en décadas y décadas, oque se arrastran desde los mismos inicios de cada país.
El caso más conocido es el de Santa Cruz, en Bolivia, que brega por sacarse de encima el centralismo de La Paz, y que en en el poco tiempo que lleva Morales al poder ha significado fuertes encontronazos con el prefecto Rubén Costas, al que se le ha censurado si no desautorizado cada palabra que refiriera a la buscada autonomía, remarcando que todas las decisones pasan por Evo, en La Paz.
Ahora se conoce que en Venezuela, el estado de Zulia busca ampliar su autonomía. El Zulia se ha mantenido tenazmente antichavista, y esta situación ha forzado que el oficialismo convierta el reclamo de autonomía en una conspiración norteamericana, y ha prometido emplear la fuerza para evitar un referendum autonómico. Probablemente si Chávez decide tomar ese camino no hará más que radicalizar las demanzas zulianas, que podrían llegar a la de constituir un estado soberano.
Es paradójico que en éste conflicto reviente justo en el corazón del estado que predica la "unidad latinoamericana", aunque la explicación es sencilla si se entiende que la unión tiene que ver con la decisión de la gente y no con la voluntad de un iluminado.
1 comentario:
San Luis vive de la coparticipación federal y de la promoción industrial que casi todos los argentinos le pagamos a cuatro provincias. Nunca se separarían, ya que sería muy difícila lograr una "coparticipación internacional".
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