15 de marzo de 2006

Ningún Cerro Corá

Hace unos días, Jorge Asis publicó en su página una columna titulada “Caída de Cerro Corá”, comparando la destitución de Aníbal Ibarra con la última parada del tirano Solano López, que cerró el capítulo negro de la Guerra del Paraguay.
Y digo negro no porque me haga eco de esa extendida fábula que presenta a los paraguayos como víctimas de argentinos y brasileños, sino porque en general, la pésima conducción de los ejércitos aliados produjo un innecesariamente elevado número de bajas, que sumado los muertos por enfermedades, por la prolongación de las acciones en el tiempo, fue una sangría enorme para Argentina, Brasil y Uruguay.

Para los paraguayos, no. Ellos fueron única y exclusivamente víctimas de su presidente que una y otra vez se negó a toda iniciativa de paz y llevó –al final de la contienda- a combatir en primera línea a chicos de diez años, armados con mosquetes de la época colonial.
Cerro Corá es precisamente reflejo de esa obstinación. Lopez, su mujer Madame Lynch, y los girones de su ejército –el mismo que había invadido Corrientes y el Mato Grosso- cruzaron todo el Paraguay perseguidos por los brasileños. A pesar de lo inútil, hay algo de heroico en esa última travesía, que finalizaría tarde o temprano en un last stand. Encerrado por los brasileños, el Mariscal terminó lanceado, en un final que difícilmente puede considerarse “epopéyico”, y muchos menos “el principal baldón de la historiografía argentina y brasileña”.

Pero Ibarra no conoció esa dignidad terminal, al contrario, escupió bilis sobre las víctimas, sobre las familias, y sobre quién pudo, para salvarse a última hora. Si hubiera recibido un ofrecimiento de tregua, seguramente hubiera negociado cualquier arreglo. En el lugar de López, hubiera intentado comprar al lancero brasileño, o hubiera entregado gustoso a Madame Lynch, a cambio de su vida.

Tampoco los legisladores merecen compararse a los cambás o a los patas blancas que primero expulsaron a los paraguayos de Corrientes, y que luego a punta de sable y bayoneta barrieron el cuadrilátero regando las trincheras con su sangre. Es más, la comparación, no sólo es inaceptable sino que es una ofensa a los hombres que combatieron en Tuyutí, Boquerón, Curupaitý, Lomas Valentinas y tantos combates hoy olvidados.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Como se nota que sos porteño... nunca hablarías por boca de jarro.

Louis Cyphre dijo...

Rubén, imaginate cómo se debe sentir el ex intendente Ibarra. La misma gloriosa y sofisticada Clase Media Progre urbana que le hizo creer a este pelele, y a gran parte de la colección de improvisados de la Alianza, que era un estadista de primera línea, que lo votó dos veces a intendente, a la primera de cambio lo descarta como preservativo usado, escondiéndolo en el fondo del tacho de la basura, no vaya a ser que alguien lo vea sobre el resto de los desperdicios y se avive de lo que pasa.

Como de costumbre en nuestra sociedad, no hay relación entre nuestros actos y sus consecuencias. Mucha gente sigue creyendo que la manera en que votamos no tiene costos. Si después no nos gusta, lo sacamos y listo. Me hubiera encantado que se lo tengan que bancar hasta el final de su mandato. Alguna vez nos tenemos que hacer cargo de las garcadas que nos mandamos.

BlogBis dijo...

"Como se nota que sos porteño... nunca hablarías por boca de jarro"

Soy rosarino, como Mariano Grandoli, que dejó la vida trepando la trinchera de Curupaytí. Rosarino como Pedro Nicolorich, que al frente del 1º de Santa Fe fue herido de muerte en el aberrante ataque que Mitre ordenó contra las defensas paraguayas.

Lo de "hablar por boca de jarro", me lo vas a tener que explicar, porque no lo entiendo....

Anónimo dijo...

Estimados viajeros:
No creo que este en discusion la guerra con el paraguay.Creo que Asis esta hablando,con dice Luis,de esta bendita BAires:nadie se hace cargo....
Como dijo la gorda(con dejo de resentida)"...lo votaron..."Ella tampoco se hizo cargo de su "momento" con Ibarra, o con la vieja Meijide, que se la pasa haciendo compras por las G Pacifico, toma cafe... Nadie dice nada. Aca somos todos : "yo argentino" como decian los inmigrantes. Creo que seguimos siendo inmigrantes> Este NO ES nuestro pais. Ahora es de K.
Bueno, cuando le llega K (mas tarde o mas temprano) la Ibarristis quien se hara cargo?
Seguro nadie, como nadie lo voto al turco, como nadie lo apoyo a Videla...
Hasta luego
Raymond