Acaba de nacer una nueva empresa estatal. El pichón de hoy se llama Aguas y Saneamientos Argentinos (AYSA), y surge para reemplazar a Aguas Argentinas, a la que el Néstor le tenía echado el ojo desde que llegó al poder.
Un anticipo de la expulsión de la operadora francesa Suez ya se había visto acá en Santa Fe, con la rescición del contrato de Aguas Provinciales, ahora reemplazada por Aguas Santafesinas, en éste caso una nueva y prometedora empresa provincial. Prometedora porque promete cortes e inceficiencia, igual que la nefasta EPE (Empresa Provincial de la Energía).
AYSA se suma a las nuevas y exitosas empresas estatales, creadas por la gestión K. Si no me falla la memoria ya tenemos LAFSA (líneas aéreas federales) que no tiene ni tuvo un avión, ENARSA que opera apenas una estación compartida con PDVSA, el Correo Argentino que cada vez anda peor, todas con enormes directorios, asesores y siempre creciente número de funcionarios. Además se reestatizó Trenes Metropolitano (ex línea San Martín) y creo que retuvo la explotación directamente el Ministerio de Planificación.
No defiendo las pésimas privatizaciones de los 90, aunque es cierto que eso es mejor que la gestión pública. Pero sí defiendo aquel país perdido, que tuvo la de máxima expansión de la red de agua entre 1910 y 1940; y en el que el récord de velocidad en tren, entre Buenos Aires y Rosario se fijó en 1939. Ni las empresas estatales de entonces, ni las privatizadas de los noventa, pudieron mejorar esas marcas. Y más que seguro, que las empresas estatales virtuales de ahora, tampoco.
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