Los argentinos suelen mirar con desdén a Bolivia. Parece para muchos que fuera un país remoto y ajeno. Así y todo, a pesar de sus continuas crisis, nos demuenstran que en muchas cosas nos superan. Van dos lecciones.
Lección Uno
El gobierno de Evo Morales, como era previsible y cumpliendo con la receta de los neopulismos necionalistas, se lanzó de cabeza sobre las antiguas empresas públicas que en los noventa entraron en régimen de capitalización privada. Una fue LAB, la aerolínea de bandera, a la que le designó un interventor.
La medida fue inmediatamente cuestionada por el Tribunal Constitucional, que no se sumó a la marea "moralista" (y eso en sí mismo ya es un a lección).
Evo anunció que iba a acatar la orden del tribunal (podría, también ser otra lección) pero criticó a sus miembros, a los que acusó de corruptos. Automáticamente la Corte Suprema, que no es el tribunal que falló contra Morales, se plantó, y sus miembros en pleno respaldaron al Tribunal Constitucional, y exigieron al ejecutivo pruebas de la acusación. Separación de poderes, se llama eso, y ahí está la lección.
Lección dos
A raíz de un incendio que causó la muerte de seis ciudadanos bolivianos, los últimos días Buenos Aires ha sido escenario de multitudinarias protestas de residentes bolivianos, mayormente ilegales empleados en la confección de prendas truchas, en talleres también truchos.
A pesar de que los titulares de los diarios pintan que lo que buscan las marchas es eliminar lo que llaman "trabajo esclavo", si uno escucha lo que dicen los manifestantes es mejor paga, mejores condiciones de trabajo pero sobre todo que no clausuren sus lugares de trabajo. Una boliviana, mirando a las cámaras explicó el asunto -y la lección- muy clarito: "podríamos ir a pedir un subsidio y vivir de un plan social, pero nosotros, lo que queremos es trabajar".
5 comentarios:
Rubén, en serio, cada vez más solos y más al fondo del pelotón de rezagados...
Rubén, en serio, cada vez más solos y más al fondo del pelotón de rezagados...
Lamento boliviano
Para ser honesto, yo no viajaría en Lineas Aereas Bolivianas (ni bolivarianas), sen estas privadas, estatales o mixtas.
Acá se demuestra uan vez más la moralidad del sweatshop.
Lo que para unos es esclavitud, para otros es una manera digna no sólo de vivir en argentina sino de enviar dinero a casa y hasta tal vez ahorrar par emprender algún negocito a la vuelta.
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