El país devido

Hace unos años, la prensa, la oposición, y la sociedad, bramaban por el uso discrecional de los fondos reservados. Eran tiempos de corrupción generalizada, entonces era lógico que todo el mundo se fijara en qué y cómo se gastaban los recursos públicos.
Ahora es otra cosa. La corrupción desapareció mágicamente -al menos de los titulares de la prensa- entonces puede suceder que un funcionario haga con los recursos de estado lo que mejor le plazca. Y que para colmo, ponga a su esposa en el organismo encargado de controlarlo.

Claro, porque no es suficiente con que las partidas del presupuesto se acomoden con una elasticidad casi absoluta, sino que además Julio De Vido, el nuevo López Rega, el ministro superpoderoso detrás del Néstor, tiene a su disposición nada menos que 1400 millones de dólares, que puede usar casi a su arbitrio. Y no lo digo yo, sino que lo dice el presidente de la Auditoría General de la Nación: "Si bien se trata de un instrumento excepcional, previsto para fines específicos, se ha transformado en la práctica en un mecanismo corriente con gran discrecionalidad en el destino de los fondos".

Como corresponde, buena parte de la responsabilidad del control del manejo de esos fondos le cae a la Sindicatura General de la Nación (SIGEN) donde el rol de vice-síndico lo ejerce la actual esposa del Arquitecto De Vido, Alessandra Minicelli. Y para cerrar el círculo, aunque cada vez es mayor y mayor el rol del estado, siguen vigentes muchos de los organismos de control que se crearon en los años noventa. Pero -obviamente- el control de los mismos está centrado en el mismo despacho: el del Ministro de Planificación.

Y si alguien cree que puede funcionar algún control parlamentario sobre los mismos, la comisión de Obras Públicas la preside Edgardo Depetri, un dipu-piquetero que -obviamente- es amigote del Arquitecto desde los tiempos de Río Turbio.