7 de mayo de 2006

Bolivia, el paradigma del fracaso K

Retratando el fracaso de la gestión Kirchner, más allá de la coyuntural y transitoria primavera económica, puede verse la ausencia de un proyecto concreto, que se refleja en el recurrente cambio de paradigmas.
Recién asumido, el discurso era el de construir un "modelo progresista" asociado al ascendente PT de Lula Da Silva. El protocanciller Bielsa llegó a reconocer el liderazgo regional de Brasil, dando al país por derrotado, y presentandolo como furgon de cola resignado del tren brasileño.
Después, y probablemente gracias a jugosos intercambios más económicos que ideológicos, el amigo destacado y visitante preferido dejó de ser el metalúrgico, y pasó a ser Chávez.
Desde las compras de fuel oil, al intercambio de tecnología nuclear, desde los asesores médicos al intercambio militar, la geopolítica chavista se coló por todos los rincones del gobierno K, con un clímax vergonzoso en la Cumbre (y Contracumbre) de Mar del Plata.
Sin embargo, a pesar de la obsecuencia argentina, la Venezuela Bolivariana considera que el Néstor no ha sido suficientemente obediente. Las jugadas de Chávez por estos pagos, prometiendo negocios gasíferos y apoyos económicos, sin darle baza ni a Kirchner ni a Lula ha dejado claro que los dos se han caído del corazoncito del tiranuelo venezolano.
Ahora, sin Lula ni Chávez como role models, el Néstor se mira en un espejo más cercano a la realidad argentina. Ni Brasil, potencia regional, ni Venezuela con su empuje geopolítico, pueden reflejar la actitud de Kirchner. Por eso, casi como una caricatura, ahora el modelo al que apunta el presidente es tan luego Evo Morales.
No sería de extrañar que en la fiestita con que pretende autosantificarse en su tercer aniversario, para pavimentar un segundo período no se le ocurra anunciar algún absurdo boliviano.
Paradojicamente fomentar una reestatización en la Argentina no hace más que reafirmar un avance del poder central (en manos de la corporación política y no de un poder territorial como antaño), en detrimento de las provincias, y del modelo federal que agoniza, como agoniza toda la estructura constitucional de la Nación.

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