El gobierno nacional, confirmando que tiene estatura municipal, cree que “gestión” es hacer promesas, las que se hacen más imponentes cuanto más se acerca un proceso eleccionario.
Mientras la estantería desbaratada en 2001, está frágilmente reacomodada, aparecen anuncios delirantes como el ahora bautizado TAVE (tren de alta velocidad argentino), bautizado acá como Tren Bola. Un proyecto para el siglo XXI, según el secretario de Transporte, que no se ocupa de ferrocarriles en los que la gente viaja mucho, mucho peor que en los primeros servicios del siglo XIX.
Vengo analizando que los dineros que promete el Estado no alcanzan para lo que prometen (ver acá) mientras SineMetu se ha ocupado de ver cuánto cuesta un pasaje en un Tren de Alta Velocidad en otros países. Lo que lleva a la cuestión de si semejante artefacto es posible de pagar, con el tránsito actual de pasajeros. La Capital, aunque aplaude la idea señala que hoy –en micro- ni siquiera viajan entre Rosario y Buenos Aires los exiguos 7.500 pasajeros que considera el llamado a licitación. Claro que a los políticos esas cuestiones menores no les interesan. Les importa que sirva con fines eleccionarios y punto.
Llama la atención la celeridad de los equipos técnicos que acompañan al Ministro De Vido. Un fenómeno los muchachos. Desde el anuncio del proyecto, hace 10 días, al llamado a licitación, lograron resolver una serie de cuestiones técnicas que en Europa llevaron años. Nimiedades, como resolver por dónde el trazado atravesará las ciudades, cómo serán esos atravesamientos, cómo se delimitarán las áreas de seguridad necesarias para proteger a un artefacto que camina a 300 kilómetros por hora (en un país donde el apedreamiento al tren es un deporte popular); cómo se solucionará la cuestión de la propiedad de los terrenos a atravesar por la nueva traza; cómo será el tendido eléctrico, y otros temitas menores que no sólo afectan el costo de la obra (el paso soterrado del AVE bajo Girona se discutió varios años y costará 670 millones de euros), eso sin considerar que alguna que otra comuna o pueblo puede rechazar el proyecto, por el asunto del impacto ambiental, tan en boga.
El AVE Madrid-Valencia se comenzó a proyectar el 1998, y hasta hace poco se preveía inaugurarlo en 2010, aunque ya se estima que no funcionará hasta 2012.
Brasil, que ya también largó su propio proyecto de tren de alta velocidad afirmó que precisa apenas 9.000 millones de dólares, y ocho años, para unir San Pablo y Rio de Janeiro, una ruta con 100.000 pasajeros diarios.
Pero ya se sabe que lo que puede lograr el Ingenio Argentino. Acá, y con la conducción del ministro De Vido, vamos a tener nuestro TAVE andando para dentro de tres años, y baratito, baratito… qué tanto.
Mientras la estantería desbaratada en 2001, está frágilmente reacomodada, aparecen anuncios delirantes como el ahora bautizado TAVE (tren de alta velocidad argentino), bautizado acá como Tren Bola. Un proyecto para el siglo XXI, según el secretario de Transporte, que no se ocupa de ferrocarriles en los que la gente viaja mucho, mucho peor que en los primeros servicios del siglo XIX.
Vengo analizando que los dineros que promete el Estado no alcanzan para lo que prometen (ver acá) mientras SineMetu se ha ocupado de ver cuánto cuesta un pasaje en un Tren de Alta Velocidad en otros países. Lo que lleva a la cuestión de si semejante artefacto es posible de pagar, con el tránsito actual de pasajeros. La Capital, aunque aplaude la idea señala que hoy –en micro- ni siquiera viajan entre Rosario y Buenos Aires los exiguos 7.500 pasajeros que considera el llamado a licitación. Claro que a los políticos esas cuestiones menores no les interesan. Les importa que sirva con fines eleccionarios y punto.
Llama la atención la celeridad de los equipos técnicos que acompañan al Ministro De Vido. Un fenómeno los muchachos. Desde el anuncio del proyecto, hace 10 días, al llamado a licitación, lograron resolver una serie de cuestiones técnicas que en Europa llevaron años. Nimiedades, como resolver por dónde el trazado atravesará las ciudades, cómo serán esos atravesamientos, cómo se delimitarán las áreas de seguridad necesarias para proteger a un artefacto que camina a 300 kilómetros por hora (en un país donde el apedreamiento al tren es un deporte popular); cómo se solucionará la cuestión de la propiedad de los terrenos a atravesar por la nueva traza; cómo será el tendido eléctrico, y otros temitas menores que no sólo afectan el costo de la obra (el paso soterrado del AVE bajo Girona se discutió varios años y costará 670 millones de euros), eso sin considerar que alguna que otra comuna o pueblo puede rechazar el proyecto, por el asunto del impacto ambiental, tan en boga.
El AVE Madrid-Valencia se comenzó a proyectar el 1998, y hasta hace poco se preveía inaugurarlo en 2010, aunque ya se estima que no funcionará hasta 2012.
Brasil, que ya también largó su propio proyecto de tren de alta velocidad afirmó que precisa apenas 9.000 millones de dólares, y ocho años, para unir San Pablo y Rio de Janeiro, una ruta con 100.000 pasajeros diarios.
Pero ya se sabe que lo que puede lograr el Ingenio Argentino. Acá, y con la conducción del ministro De Vido, vamos a tener nuestro TAVE andando para dentro de tres años, y baratito, baratito… qué tanto.
2 comentarios:
Más que TAVE me parece que se trata del TABA...
Hola,
sabias palabras. En España calculamos una media de 12 años desde la primera decisión política hasta que los trenes circulan. Y eso si todo va como debe. Así que el anuncio de Kirchner es eso, sólo un anuncio.
PD.-La URL correcta sobre la información del TAV Sao-Paulo - Rio de Janeiro es esta: http://www.altavelocidad.org/index.php?option=com_content&task=view&id=151&Itemid=2
Saludos,
Fernando P.
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