25 de julio de 2006

La africanización de Bolivia (¿o de toda Hispanoamérica?)

Unas cuantas veces pensé que el fundamentalismo indigenista de Morales y sus seguidores podía llegar a generar una remake de la cacería del blanco a lo Rhodesia, y hasta como backfire una versión boliviana de la guerra entre Hutus y Tutsis.
La semilla de lo primero está plantada, y los primeros frutos se ven con la reforma educativa, que prohibe la enseñanza cristiana y a cambio obliga a explicar las creencias de tribales. (Eso de "originarias" es un neologismo progre que acabo de eliminar de mi diccionario).
Porfirio Cristaldo Ayala, opina parecido:
"Ninguno de los baluartes del estatismo sudamericano había hasta ahora imitado el modelo que mejor se adecua a sus principios: el modelo de Zimbabwe. Bolivia lo está haciendo, a la manera del socialismo del siglo XXI. Evo Morales no es una copia de Robert Mugabe, presidente de Zimbabwe, pero tienen ideologías similares: ambos odian la libertad individual, la propiedad privada y el capitalismo. Ambos defienden reivindicaciones raciales y se creen nacionalistas, agraristas y patriotas. "
No es tan descabellado: Haití, la primer república americana marca el camino de la africanización. Vamos a ver quién es el que sigue la ruta. Creo que Bolivia tien comprado todos los pasajes.

2 comentarios:

Louis Cyphre dijo...

Rubén, este mismo discurso lo escuchas en mucha gente en Argentina, no precisamente descendientes de indios (o tal vez deberíamos decir “native argentines” para ser políticamente correctos). Tal vez en países como Argentina todavía no se ponga en práctica, pero simpatizantes sobran.

En gran medida creo que son modas. Hay tanta gente que no tiene la más pálida idea de lo que dice ni de lo que apoya.

Anónimo dijo...

Rubén, la africanización de Hispanoamérica a la que hacés referencia creo que es relativa porque NO TODOS los países iberoamericanos siguen ese camino. Sino veamos el caso de Chile, por ejemplo, si bien no es un país desarrollado. Tampoco nos olvidemos de El Salvador, aún con los problemas que tiene.

Ahora, a decir verdad, la situación de Bolivia se complica cada vez más. Es un polvorín a punto de explotar, solo falta que alguien prenda un fósforo.