Uno de los peores daños que va a dejar la administración K es la reinstauración de la más absoluta discrecionalidad en el manejo de la cosa pública.
Funcionarios con cero capacidad, puestos a manejar cosas serias, relaciones con terceros países, miles de millones de dólares, como si se tratara de la adjudicación del zanjeo en Río Gallegos.
El ejemplo más extremo es el del Superministro De Vido, al que no le alcanza con decidir cuánto pagamos los argentinos por bienes y servicios, por lo que se mete a opinar sobre cuánto y cómo deben pagar los chilenos.
De Vido compra gasoil en Venezuela, arregla el precio del gas con Evo, y también, para no ser menos genera conflictos internacionales por hablar al gas sobre el gas: el viernes prometió que el precio que iba a pagar Chile con los ajustes (dispuestos por él mismo) no iba a superar 4 dólares. Tres días después decretó que a cambio, le iba a hacer pagar 4.80.
Para los políticos chilenos la actitud de De Vido demuestra que la Argentina se maneja con falta de seriedad. Para mi, demuestra que estamos en el horno.
2 comentarios:
Me parece que todavía no nos queda claro que existe una relación directa entre la discrecionalidad de los funcionarios y las oportunidades de corrupción. Menos mal que esta gente es de un corazón de oro, que si no…
Aunque fueran supersabios,¿por quê tienen que disponer de nuestro dinero?Como liberal,usted debe saber el abuso que existe detrás de los impuestos.
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