Una sociedad entregada.

Guillermo comenta en SineMetu el inconcebible desinterés con el que los argentinos admiten que se avasallen sus derechos. Cuando se dan cuenta, ya es tarde.
Hace unas semanas un jóven murió en Rosario luego de que le dispararan para robarle una moto. Los vecinos organizaron una movilización de protesta para reclamar a las autoridades más seguridad para el barrio. El lugar de la convocatoria quedó casi vacío, porque la mayoría evitó dejar la comodidad de su casa. Prefirieron quedarse viendo alguna de las telenovelas políticamente correctas de moda, que pelear por sus derechos.

Esta tarde desde diversas organizaciones convocaron a los porteños a manifestarse contra el avasallamiento constitucional en Plaza de Mayo. Supongo que la llovizna y el frío le van a ganar a la voluntad de los escasos interesados en defender el orden constitucional.
Me encantaría equivocarme, pero algunos cientos de manifestante van a ser usados por la publicidad oficial como demostración de la popularidad de sus propuestas. Y todo va a seguir igual, levantando presión hasta que los hechos sean los que exploten por sí mismos, y como sucede cíclicamente en la Argentina, se desborde todo de la peor manera.