Ayer la maldición de los galos (por Tutatis!) pareció cumplirse en Rosario. Durante 10 o 12 minutos una granizada como nunca vi cayó sobre buena parte de la ciudad.
Como resultado miles de autos con parabrisas, lunetas y vidrios estallados, carrocerías martilladas, y miles y miles de ventanas rotas. Dos horas después de la tormenta, en la vereda de mi calle todavía quedaba una pila de hielo de unos 20 centímetros.
Anoche estuve sacando agua y vidrios rotos de mi departamento hasta las diez de la noche, y hoy me tocó inspeccionar daños en varios edificios. Mas tarde agrego unas cuantas fotos que muestran la magnitud de la pedrada.
Actualización: El jueves buena parte de la ciudad se veía verde, por ejemplo mi calle, o la plaza 25 de Mayo. Las hojas se mezclaban en el piso con restos de vidrios de las ventanas estalladas de los edificios.
1 comentario:
Qué macana, espero que la hayas sacado barata. Por acá con un calor de locos. Al final tiene razón Al Gore.
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