15 de enero de 2007

Después de 1300 kilómetros, en casa

1300 kilómetros en lugar de 900. 400 kilómetros extra que manejé por tierra uruguaya y por rutas del Montonerato para volver a casa, gracias a que en Entre Rios se ha roto el orden constitucional, y el pueblo delibera y gobierna al punto que ha decidido, entre otras cosas, que la libertad de tránsito ya no merece ser respetada, y que un país vecino merece que sele imponga un bloqueo cuasi absoluto per mare et per terram.
A la ida, llegué sin inconvenientes no sin antes oblar lo que pide Buquebus para alquilarme un espacio de bodega y asignarme tres lugares entre el pasaje de uno de sus barcos, un despilfarro en el que no hubiera incurrido de no ser por la por entonces latente posibilidad del bloqueo total de los pasos terrestres. Como tampoco de no ser por los bloqueos de Gualeguaychú y Colón tampoco hubiera intentado el "piquete-tour" por Salto y Concordia, dos ciudades muy caras a mi coblogger Carlos, pero que de ninguna manera figuraban en mis planes para los escasos doce días que me tomé de vacaciones.
Sin embargo, de todo se aprende, ya que al cruzar Uruguay de Sureste a Noroeste pude ver miles y miles de hectáreas forestadas con especies destinadas a la producción de pulpa, confirmando -si hacía falta- que el asunto de Botnia y Ence es nada menos que la concreción de un vasto proyecto para modificar la estructura productiva del país, que como confirma la altura de muchos de los árboles no es una ocurrencia improvisada sino la sumatoria de políticas de Estado a través de gobiernos de todos los colores, continuidad y coherencia que de este lado del río no se conoce.
Como comenté antes, vale la pena anotar que para la mayoría de los uruguayos todo esto es asumido como un mal inevitable, asimilando la actitud de lado argentino casi a un desastre natural. Obvio que en todos se reconoce un gran "aprecio" a la actitud del Néstor, que si piensa pasar a la historia como un presidente respetado, al menos de aquel lado no lo está consiguiendo. Como seguramente tampoco va a tener respeto de todos los empresarios que en otras épocas del Mercosur mandaban cantidades de artículos que se veían en las góndolas de los supermercados, desde lácteos a vinos, de congelados a bazar, y que hoy salvo alguna honrosa excepción ya no tienen presencia en el mercado uruguayo. Si alguien se acuerda de las filas de camiones y camiones que se veían siempre en el paso de Gualeguychú, y que ya no pasan por ningún lado, podrá hacerse una idea que el sainete ambientalista está afectando mucho, mucho más que las vacaciones de algún gil.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hace dos días Mario Mactas comentaba en Radio Continenetal algo parecido a lo que señalas en el primer párrafo: que hay que observar que en Entre Ríos además de gobernador y legislatura se ha inventado un nuevo poder.
Es una peligrosa muestra de fragmentación del orden jurídico.

Francisco P.