7 de enero de 2007

Lectura de verano

Todos los veranos aprovecho para ponerme al día con parte de la lectura atrasada, que se acumula durante el año. En estos días uno de los libros que ataqué fue Ocupación y Reconquista, una reedición algo oportunista de un texto de Andrew Graham Yool que originalmente estaba incluído en Pequeñas guerras británicas en América Latina.
Lo valioso del libro, más que el abstract de la campaña de 1806-1807 que hace el autor es la inclusión del diario de viaje del Teniente Coronel Lancelot Holland, que cuenta la infausta campaña de Whitelocke desde adentro.
Al margen que siempre me interesó encontrar una explicación para el triste papel que hizo el comandante de la Task Force invasora (explicación inexistente, y que motivó la excelente novela El delicado umbral de la tempestad) me parece muy interesante la descripción que hace Holland de la capacidad de la defensa, organizada en un año, y que resalta la efectividad del modelo del ciudadano-soldado. El narrador, que fue de los que quedò sitiado dentro de la iglesia de Santo Domingo cuenta “si los oficiales de Buenos Aires no tienen aspecto militar, menos aún lo tienen los soldados. Me es casi imposible dar a vuestra excelencia una idea de cómo son (...) Están armados con mosquetes y espadas; desde el año anterior han estado continuamente practicando punterìa y son excelentes tiradores”. Es curioso, que los mismos políticos e ideólogos que ensalzan aquel episodio como una gesta antiimperialista (ignorando deliberadamente que al rechazar a los ingleses se mantenía la fidelidad al otro imperio) son los mismos que hoy le pusieron la lápida al modelo del ciudadano armado. En fin, asi son las cosas a doscientos años de aquella invasión. Tal vez los muchachos estén esperando a algún amigo.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo que esta gente y su ideología rechaza en realidad es cualquier muestra de independencia, de ser capaces de valerse por si mismos, por parte de la gente común. El principio básico que los guía es que las personas son imbéciles y no saben lo que les conviene.

Ellos necesitan una masa de gentuza total y absolutamente pasiva, idiotizados, cuanto más ignorantes mejor, siempre a la espera de algún salvador, el líder providencial, de alguien que les diga lo que les conviene, lo que tienen que hacer con sus vidas, con su libertad y con su propiedad. Aborrecen la autosuficiencia y consideran una afrenta intolerable que alguien decida no vivir de las dadivas del estado.

En el fondo, se trata de un enorme desprecio por el ciudadano promedio, por la gente común (si fuera progre con sensibilidad social usaría el término “pueblo”).

Carlos dijo...

Rubén,
Me contaron que acá en Londres se hizo un acto para celebrar la reconquista de Buenos Aires de 1806. Parece que algunos invitados hicieron discursos antiimperialistas vinculando las Invasiones Inglesas con la deuda externa, el neoliberalismo y gansadas varias.

Un historiador español amigo suele decir que el verdadero enemigo de su país era Francia que los invadió y sólo se retiró luego de las derrotas que le infligió Wellington quien con fuerzas mucho menores los volvió locos en suelo español y portugués.

Para muchos españoles la alianza con Francia que los llevó a Trafalgar fue nefasta pues los hizo librar un combate que sólo interesaba a los franceses y en el que ellos eran una comparsa. Digamos de paso que en Trafalgar pelearon con mucho más coraje y convicción los españoles que sus vecinos de allende los Pirineos

Anónimo dijo...

Puede hablarse mucho (de hecho, yo lo hago a menudo) sobre lo que era más conveniente para España a partir de 1796. Godoy pensó que lo conveniente era la alianza con Francia, un "appeachment" que dejara tranquila la frontera pirenaica y permitiera la devolución del territorio peninsular en poder francés. A cambio consideró razonable arriesgar las comunicaciones con las Américas y los puntos estratégicos del imperio. Pero la cuestión central no es si en aquel entonces la alianza con Francia era más ventajosa que con el Reino Unido o viceversa, sino el hecho de que España cambió de bando tras haber sufrido una derrota y con el objetivo de poner a salvo el propio gobierno godoysta. De Vichy a Aranjuez no hay mas que un paso.

Eso de las victorias de Wellington como factor decisivo en la Guerra de la Independencia (1808-1814) es lo que siempre arguyen los británicos para mirarnos a los españoles por encima del hombro. Y se les olvida que en La Albuera hubo tantos soldados españoles (y portugueses) como británicos, que en Fuentes de Oñoro la inteligencia táctica de Wellington se la proporcionaron los guerrileros de "El Charro", que en Arapiles y Vitoria hubo tropas españolas, que en Talavera fueron los españoles los que cubrieron el flanco izquierdo de su ejército (y eso después de que Wellington dejara en la estacada a Cuesta; nada nuevo, lo mismo hizo Moore meses antes, sin tan siquiera pelear), y, por supuesto, que a lo largo de la guerra las tropas españolas fueron capaces de derrotar a los franceses sin ayuda. Por ejemplo: Bailén, Tamames, María-Alcañiz, el asedio de Cádiz...

Respecto a los eventos conmemorativos de las invasiones británicas, no te voy a repetir, Rubén, porqué los recreadores europeos fuimos a Buenos Aires en septiembre y no en agosto. Como comprenderás, si nos reunimos en los campos de Austerlitz y Jena, o en los de La Albuera y Medina de Rioseco, no es para que alguien nos cuente "batallitas" o se ponga medallas a cuenta de los que murieron allí hace dos siglos.

Carlos dijo...

Estimado Bazán:

Sé perfectamente que en la Guerra de la Independencia el triunfo se debe fundamentalmente a las tropas españolas. En la Argentina se recuerda especialmente la batalla de Bailén por la participación que en ella tuvo San Martín. Lo que quise decir - y en el apuro seguramente me expresé mal- tiene que ver con la anécdota del historiador español al que hago referencia que sostenía que que las alianzas con Francia nunca fueron beneficiosas para España. Por éso él hablaba bien de Inglaterra y Wellington que colaboraron en esa guerra.

Anónimo dijo...

Tanto como "fundamentalmente" no me atrevo a decir, porque las pruebas históricas no están a favor de ello, no obstante lo que el romanticismo patriotero nos diga.

En cuanto a la discusión acerca de si mejor Francia o mejor Reino Unido, es un tema académico sobre un "what if" histórico que ya por sobado no tiene para mí ningún interés. Yo personalmente voto por los británicos, pero no deja de ser una opinión particular.