Cuando Perón se encaramó al poder, desmantelando las estructuras republicanas de la constitución del 53, la prensa fue uno de los enemigos más acérrimos del régimen. El diario La Prensa es el ejemplo más conocido de esa resistencia. Asfixiado primero, terminó confiscado en 1951. La misma suerte corrió El Intransigente, de Salta.
A fuerza de presiones, extorsiones, y billetazos, la situación cambió pronto. Raúl Apold, el Albistur de entonces, armó una imponente red de medios oficialistas que incluía algunos tan desvergonzadamente propagandísticos como la revista Mundo Peronista.
En el primer capítulo de Por qué crecen los países, José Ignacio García Hamilton cuenta una anecdota interesante que pinta la enterza de los periodistas que se alzaban contra el régimen. Cuando a su padre, director de La Gaceta lo apretaron para que publicara un editorial favorable a la reelección de Perón, lisa y llanamente decidió eliminar los artículos de opinión editorial, a pesar de que para entonces, y gracias a los recortes en los cupos de papel, el diario apenas llegaba a las cuatro páginas.
Desde aquel gobierno, el peronismo ha cambiado en muchos aspectos, menos en el afán de controlar la opinión. Lamentablemente lo que ha desaparecido es la voluntad de los periodistas (mejor dicho, la gran mayoría) de ser críticos con un gobierno que se pasa la constitución y las leyes por el tujes.
No hacen falta links para ilustrar las agachadas cotidianas de La Nación, Clarín, y otros medios "serios". Aunque lo del diario de Mitre de repetir acríticamente una nota que celebra a la primera dama-primera ciudadana-primera candidata, es un buen parámetro. De otros, ni hablar. A pesar de que no lo dicen en el título son la nueva versión de aquel Mundo Peronista.
ACTUALIZACIÓN: como si fuera necesario mostrar más obsecuencia todavía, La Nación regala a sus lectores esta bonita página. Ni siquiera Bartolo Memitre se merece semejante indignidad.
4 comentarios:
Cada vez es más miserable la prensa "seria".
Los ejemplos honorables de "La Prensa" en la que escribían periodistas del nivel de Manfred Schönfeld, Iglesias Rouco o ese incorruptible político que fue Emilio Hardoy, ya son cosas del pasado.
Los García Hamilton, cuyas actitudes no siempre comparto, mantienen una dignidad que no se ve en otros diarios.
La Nación es uno de los ejemplos más vergonzosos de genuflexión frente al Kirchnerato.
De Clarín no necesito hablar pues siempre fue un pasquín interesado en venderse al mejor postor.
Página 12 y otros ejemplos de materia fecal no merecen ni siquiera un comentario
Como mujer les digo que le hacen un flaco favor a la Senadora Kirchner al compararla con Evita.
Evita era más joven, más mona, tenía mejores piernas y era mucho más elegante vestida por un modisto nacional como Paco Jamandreu.
No se puede ser tan rastrero. Yo me sigo preguntando lo mismo, ¿es por plata? Qué país, por favor.
BTW, ¿volvió Tommy? No me funciona su blog.
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