Este último mes ha sido atípicamente lluvioso en el litoral fluvial, y en la costa bonaerense. el mal tiempo ha causado que el Servicio Meteorológico se haya cubierto emitiendo alertas casi cotidianos advirtiendo de tormentas y granizo , que en realidad casi nunca se se cumplieron, pero dejan a la oficina a salvo de las críticas por su pertinaces pifies.
Todo es pasto para que los afiliados al culto del apocalipsis ambiental salgan a señalar los "evidentes" efectos del cambio climático, y anuncien a voz en cuello (penitenciágite!, penitenciágite!) el colapso del mundo tal como lo conocemos. Lamento contradecir al dogma. Lo que sucede en este momento es consecuencia de un fenómeno cíclico conocido técnicamente como ENSO, o El Niño Southern Oscilation, o simplemente El Niño.
Hace rato que venía observando que nadie se acordó por estos pagos de que esto existe, a pesar de que desde el inicio de las lluvias que durante enero y febrero causaron perjuicios a más de 80.000 familias en Bolivia, allá se identificó claramente la causa de las lluvias en el fenómeno de variación de temperatura del océano pacífico. Tarde, ayer Clarín le dedicó un suelto al asunto.
Lo más interesante es que el proceso de El Niño y su contrario La Niña, están descriptos desde hace más de un siglo, y aunque hay enorme bibliografía al respecto, información satélite, data recolectada por años por buques hidrográficos y boyas registradoras, no se ha llegado a una comprensión cabal del funcionamiento, ni se dispone de un sistema de predicción ajustado. En cambio, con mediciones incompletas, descripciones generales, y vaguedades teóricas, escuchamos todos los días predicciones de la catástrofe climática que viene.
1 comentario:
En el 92 o 93 el tema de "El niño" fue caballito de batalla de la prensa. Ese año el verano fue fresco y lluvioso, y el invierno a cambio, más seco que lo normal.
Pero claro, hablar de algo cíclico y natural no tiene "gancho" periodístico ni se merece títulos catástrofe.
Francisco P
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