Hace rato que Fidel y Chávez inventaron el cuento del ALBA (Alternativa Bolivariana para las Américas) que iba a galvanizar la unión latinoamericana en contral del "derrotado" ALCA. Es cierto que este último como un todo no ha cuajado, pero que a cambio vienen floreciendo los Tratados de Libre Comercio (TLC) bilaterales.
Para responder a estos con otra sigla, el payaso venezolano inventó lo de los TCP o Tratado de Comercio de los Pueblos, que iban a ser algo parecido a los TLC pero entre las huestes bolivarianas y afines.
Como Bolivia, a quien ahora Chávez le bloquea las exportaciones de soja.
Como Ecuador, país al que le bloquea las ventas de atún y palmitos.
Para cualquier observador es evidente que el único free trade que quiere Caracas es el de su petróleo, que vende a medio mundo -yanquis e ingleses, especialemente- haciendo honor a la frase romana pecunia non olet.
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