11 de marzo de 2007

Postal desde el mundo de la fantasía

A raíz de un post de Cogito Argentum le decía que en estos países nuestros (no me diagan que no sueno a Galeano, escribiendo así) hay un convencimiento de que el Presidente es una suerte de príncipe absolutista, capaz de imponer su voluntad ciscándose en la ley, en planeamientos anteriores, en acuerdos o contratos preexistentes, en lineamientos de gobiernos precedentes. Cada uno llega, pone sus portarretratos en el escritorio de La Rosada y hace tabula rasa con todo, incluyendo la Constitución, que pasa a convertirse en un instrumento molesto. Por eso, en estos países, representantes de este pensamiento como el Evo, el Néstor y el payaso boliviariano, se creen que al salir Bush de la Oficina Oval va a cambiar la relación con Estados Unidos.
Por eso, el impresentable Huguito se ensaña con su Mr. Danger, festejando su condición de lame duck, y la casi tan impresentable Cristinita se hace los rulos imaginando a Hillary Rodham en la Casa Blanca, suponiendo que podrá desviar la atención norteamericana sobre las falluteces de la argentinidá conversando sobre las virtudes de la toxina botulinica.
También le decía que en estos países nuestros, en en los que según otro Benedetti sostiene "la memoria ningún recuerdo omite", vivimos en una realidad propia, imaginando que las cosas son diferentes a la realidad, y que en cambio los sucesos son como nosotros queremos y no como marca la experiencia y la lógica. Después, cuando explota lo concreto, cuando se esfuma la fantasía, recurrimos al argumento de que el mundo conspira contra nosotros, y que somos víctimas de un plan universal de somentimiento.
En una foto de la gira boliviana de Chávez se plasma el nivel del delirio, el imperator bolivariensis se pasea con su camisa rojo-revolucionaria (probablemente de 16 capas de kevlar yanqui) en medio de una guardia de la brava armada boliviana. El que sueña con comandar el ejército de la Unión de Repúblicas Socialistas Bolivarianas, custodiado por la flor y nata de una marinería sin buques, mantenida a fuerza de recursos estatales para sostener la fantasía de un país que no es. Hispanoamérica al 1000%

1 comentario:

Anónimo dijo...

FALSO FEDERALISMO
Sr. Director: Es notorio que muchas de nuestras Provincias tendrán serias dificultades para poder abonar el aumento a los docentes, dispuesto por la Administración Central. En primer lugar porque no lo contemplaron en su presupuesto y en segundo lugar porque la mayoría carece de medios.
La carencia de medios Provinciales tiene su origen en el manejo caprichoso de su coparticipacion en los recursos y recaudacion de impuestos.
Sin ir más lejos la Provincia de Buenos Aires (que es la que más aporta al Estado) apenas recibe la mitad de lo que le corresponde. Cabe acotar que Bs. As. tiene una senadora -la señora Cristina de Kirchner- a la que habría que preguntarle qué aportes, leyes, proyectos etc. ha dirigido a la Pcia. que la eligió para representarla federalmente.
No es capricho de la Constitución que cada Pcia. tenga tres senadores (cosa muy distinta a diputados, que están ligados en número a la densidad poblacional).
Nuestras Provincias no tienen recursos y dependen del arbitrio del poder central (la centralización impositiva tiene también como responsable a los políticos, quienes callan).
Esta deformación la avala el Presidente como medio -cuasi UNITARIO- de tener más poder o dominio territorial. Olvida que, en 1994, él y su esposa (entre muchos) votaron para que, en corto plazo, se dictara la LEY DE COPARTICIPACIÓN (Art.Transitorio). En ese entonces ni soñaba con ser Mandatario y hoy ostenta el poder de recaudar (que pretende herede su señora).
Muchas Provincias no serían deficitarias si recibieran lo que les retiene Kirchner, quien ha olvidado preceptos constitucionales(Art.75 inc.2) y reniega de nuestra Historia. Las Pcias. -en este aspecto- deberían gobernarse solas y acorde a sus ingresos coparticipables, sin que le metan la mano en los bolsillos. De lo contrario, que sean sinceros y digan: Vivan los "iluminados" Unitarios.
Saludos
Lic. Francisco Scolaro