Ayer conversaba con un kirchnerista de la primera hora, devenido lentamente en crítico de la gestión K. El tipo me decía que no puede entender cómo de golpe se le abren al Néstor tantos frentes a la vez. Sorprendido, me remarcaba la pérdida de control de la situación en Santa Cruz, la manipulación del Indec, la inflación creciente, la escasez de productos básicos, las presiones sindicales, el manoseo a la justicia...
Mi opinión fue la de siempre: que teniendo la chequera en la mano, por un tiempo cualquiera es vivo, pero a la larga o a la corta, las fallas de la gestión se empiezan a notar y no hay cheque que tape los agujeros.
Me acordé entonces de un artículo que escribí para Urgente 24 hace ya casi tres años, donde terminaba diciendo "el destino de una gestión de gobierno como la actual está escrita".
La macana es que la cuenta no la va a pagar ni el presidente ni ninguno de su séquito, que seguramente se han asegurado ya una buena jubilación.
Los platos rotos, como siempre los vamos a pagar entre todos.
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