Sólo cierta visión naíf del mundo, o la habitual connivencia intelectual con lo que huela a anticapitalismo, permiten negar que el mundo enfrenta desde 2001 una nueva bipolaridad. Mejor dicho, una bipolaridad diferente a la que planteó la Guerra Fría, pero que de nueva no tiene nada, ya que es un enfrentamiento cultural que estuvo dormido siglos.
En este enfrentamiento, uno de los bandos mide los recursos con una vara muy diferente a la nuestra, por lo que no tiene empacho en usar como armas a aviones de pasajeros, o considerar blancos rentables trenes, buses, escuelas o discotecas.
El transporte marítimo hasta ahora, se ha mantenino bastante al márgen de esta confrontación. Bastante, pero no del todo.
Hace un año y pico, preparé un paper al respecto, que ahora se publica en el sitio del Centro Tocqueville, y que puede ser de interés para saber qué ha pasado hasta ahora en la materia, y lo poco preparados que estamos para enfrentar a esta amenaza por estos rumbos.
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