Mañana Santa Cruz

Hace cuatro años se difundía el texto de El Amo del Feudo, unos apuntes sobre el método K de construcción de poder implementados en Santa Cruz, abarcando el avasallamiento a la independencia de poderes, medios obsecuentes, sindicalismo cómplice, y negogocios más que turbios, reforzando su hegemonía por cooptación de opositores y disidentes a fuerza de billetera.

Es paradojal que cuando el Néstor está consolidando prácticamente el mismo modelo en el país, y se apresta a dejar una heredera designada a dedo en la presidencia, su provincia está convertida desde hace meses en un foco de resistencia.

Cuando se supo que Varizat había ido a la comisaría a denunciar a los manifestantes por "daños", la ola de bronca en la sociedad santacruceña amenazó en convertirse en tsunami, por lo que el obispo Romanín advirtió que no puede pacificar a nadie si desde el poder le echan nafta al fuego.

La evidente "santacrucización" de la política argentina se refleja en estos días en la nueva mecánica que parece haberse impuesto para asegurar el tránsito a octubre: todos los reclamos, todos los planteos son concedidos in límine, todas las prebendas posibles, son otorgadas a quien venga. La jugada es peligrosa, muy peligrosa, ya que el mismo método ya probó que se agotó en Santa Cruz, y que la gente en algún momento deja de aceptar ese soborno masivo y pide cambios.

Si en el futuro, la advertencia de Romanín sobre un momento en que la sociedad busque justicia por mano propia se generaliza, y se expande por todo el país, habrá un sólo culpable. Con muchos cómplices, pero un sólo culpable.