Como comentaba más abajo, una tormenta eléctrica me dejó offline. A menos de 48 horas del suceso, tengo el servicio repuesto a pesar que no ha parado de llover. Claro, mi ISP es una empresa local con un par de miles de abonados, que no dudó en mandar una cuadrilla a revisar el tendido aún bajo la lluvia.
Cuando tenía el servicio de Arnet-Telecom, no solo sufría cortes de servicio frecuentes e injustificados, sino que en una oportunidad la telefónica decidió unilateralmente la suspensión del servicio digital dejándome sin banda ancha por más de veinte días, trance que en estos momentos atraviesa Sine-Metu. Claro, Arnet debe ser el primer proveedor de internet del país, y Telefónica es una empresa enorme que no puede prestar una atención dedicada a sus millones de clientes.
Es un interesante ejercicio la traspolación el ejemplo a la organización del país. Sobre todo cuando uno se topa todos los días con ejemplos de la mentalidad "granorganizacionista" donde todo se maneja según los criterios de un "gerente" sentado cómodamente en un despacho en Buenos Aires.
Hay pocos países extensos que han podido ser eficientes y exitosos. Y así y todo, en muchos casos se encuentran desequilibrios internos y falencias en algunos aspectos sociales. La Argentina salvo algún período excepcional no ha sido eficiente, exitosa, y mucho menos equilibrada entre todas sus regiones y provincias. Creo que va a llegar un momento en que habrá que rever cómo nos organizamos, para que evitar que el día menos pensado el rayo de otra crisis fulmine al país. Le pasó a la URSS, por qué no a nosotros.
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