En los últimos años se viene dando un calco de aquellos vuelos fantasma que proliferaban en los setenta, en todo el litoral, con la diferencia que esta vez no traen contrabando de cigarrillos sino droga en cantidades. Las operaciones son de tal escala que últimamente los aviones ni aterrizan y "siembran" la carga desde el aire, una práctica que se hizo común en Florida y el Golfo de México en los años 80, hasta que radares e intercepciones cortaron de cuajo las operaciones.
Acá en BlogBis el tema apareció tan temprano como julio de 2005, cuando en los diarios santafesinos ya se publicaba, cada dos por tres, o la aparición de un avión abandonado o el robo de algún cessnita en un aeroclub de la región.
Pasaron más de dos años, en que nadie se hizo cargo del asunto, y mientras se ponía toda la atención en el patético asunto del radar de Ezeiza, en el norte y el litoral nadie miraba para arriba. No hace un mes que un juez declaró a la zona "una enorme pista de aterrizaje".
Ahora que los vuelos ya llegan al Gran Buenos Aires, se preocupa Clarín. Esta noche en Telenoche van a dar un informe al respecto, apropiadamente titulado "Aeronarcos".
Tarde, y nada, nada va a cambiar.
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