25 de enero de 2008

Presidenta o relatora?

16 de enero

"No quiero relatarles los análisis de economistas o publicaciones que, durante todo el año y principalmente durante los últimos meses del año 2007, nos hablaban con pesimismo de las cuentas fiscales y de que prácticamente iba a desaparecer el superávit.
Miren, yo quiero relatarles algo que hace algunos días leí y que me impresionó porque es un análisis que hace alguien que no es argentino."

18 de enero

"Quiero además contar relatos, porque muchas veces uno desarrolla cifras económicas o tal vez estas obras de infraestructura, pero esto también tiene relatos de vida, puntuales y concretos.
Una historia y un relato que tiene que ver con esta Argentina que queremos en serio transformar.
Estos son los relatos que dan carnadura a las transformaciones de las sociedades, más allá de las dificultades de las cosas que siempre nos pasan, a nosotros y al resto del mundo. Pero estos, argentinos y argentinas, son los relatos que valen, los que transforman, los que aportan, los que cambian la historia."

Que quede claro:
La realidad sólo será lo que el relato de Cristina Kirchner diga que es.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Relato, discurso, sanata, a quien le importa, son una manga de mentirosos que se caga en la gente.
Deforman la realidad, le dicen a la gente que vida están viviendo, crean victimas, le quitan a la gente la fe en que las cosas pueden cambiar si no es a traves de ellos. Este pais es psicológicamente impotente, y la clase politica sabe intuitivamente mantenerlo asi. Por mucho menos que lo que pasó aca en otros paises se ponen bombas y se matan politicos.

Roark dijo...

Esto se parece mucho a la obra de Orwell "1984". Guillermo Moreno trabaja para el ministerio de la verdad, y la verdad es lo que ellos quieren que sea, y lo que le interesa al Gran Hermano K, pero por suerte la aterradora obra de Orwell es una fantasía. Podrán sostenerse por un tiempo basado en la mentira, pero eso no es posible hoy en dia. Deben controlar la información y no pueden hacerlo, dentro de poco la información los controlará a ellos. Son esclavos de la televisión y deben estar mintiendo todo el tiempo para mantenerse. Necesitan la publicidad que les da la televisión para sobrevivir. En la obra de Orwel se anulaba el pasado, pero no es posible anular el pasado. Los montoneros que están en el gobierno quieren reescribir la historia, controlar o borrar el pasado, buscan una historia conveniente para ellos, pero es imposible hacer eso, hay demasiados archivos en su contra, demasiada incoherencia en sus argumentos. Ellos son pocos y el mundo es muy grande.
Este gobierno es tan frágil, que depende de la soja para subsistir.El soporte intelectual del progresismo es similar a la de Al Capone y su pandilla de gángsteres; se unen para arrebar el botin, y después que se lo arrebatan a sus víctimas se convierten ellos en víctimas de sus propios socios.
¿Se han preguntado que sucede si los precios de la soja bajasen 20% o que se reduzca la producción en una cantidad similar. Si esto sucede aparece un agujero en las cuentas fiscales que el gobierno no podrá conseguir de otro lado. Tendría que pedir créditos, y nadie se los dará excepto el otro gángster venezolano, pero este tiene poca vida por lo que parece.
¿Cómo cerrarán los agujeros fiscales?. Cualquiera de las alternativas es un costo politico elevado para ellos. Aumentar los impuestos ya es imposible sino se baja la base imponible que incluya más gente en las listas de la afip, recortar gastos públicos es lo que nunca hacen los políticos porque es suicida para ellos. Sólo les queda la confiscación de bienes, pero eso es matar la vaca que les provee leche y será un costo político imposible e incluso suicida. Son ladrones e ignorantes pero no tan necios para cometer esa locura.
A la gilada no pensante la pueden tener engañada, pero esta gilada se cansa de los gobiernos, por giles que sean saben que los politicos mienten, y es cuestión de esperar que se cansen. No creo que falte mucho.

parcass dijo...

Me parece que el relato de esta mina va a quedar en un relato triste.
ramon cassino