Hace unas semanas falleció Philipp von Boeselager, el último sobreviviente de los conjurados para matar a Hitler durante 1944 en el llamado Plan Valquiria.
En la misma semana de su muerte el diario El País publicó una entrevista a este señor, que desgraciadamente no puedo enlazar.
Von Boeselager relataba cómo anteriormente al atentado había tenido otra oportunidad de matar a Hitler pero que no llegó a concretar. Decía que se arrepintió toda la vida de no haberlo hecho.
Este militar parecía despreciar a Hitler más por sus bajos orígenes y sus modos vulgares que por las muertes y desastres provocados directamente por él y por otros en su nombre. En una parte de la entrevista sorprende al periodista haciendo la mímica exacta de la forma de sentarse a la mesa y de comer del Fuhrer. Von Boeselager parecía despreciar a aquel cabo venido a más que había acabado conduciendo los destinos de su país.
Pero más allá de las razones que lo movieron a formar parte de la famosa conjura, es imposible dejar de sentir enorme respeto por alguien que se animó temerariamente a ir en contra de la manada de seguidores de un líder totalitario.
En estos días muchos bloggers tenemos el privilegio de poder expresar nuestras ideas tranquilamente desde nuestros ordenadores sin temor de enfrentar un pelotón de fusilamiento.
Quizá tengamos que encender unas cuantas velas en honor a tantas personas como aquel Von Boeselager que no creyó que ir con el malón era la opción más honrada.
1 comentario:
Recuerdo cuando de chico sentía admiración por el coraje de von Stauffenberg.
Los modos vulgares muestran quien es el personaje. La forma tiene mucho que ver con el fondo; la bestia de Kirchner es un ejemplo.
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